Comer muy rápido es malo y tiene consecuencias para la salud, como el incrementar hasta 5 veces los riesgos de padecer el denominado síndrome metabólico, y que agrupa a tres o más de los factores que pueden desencadenar diabetes o problemas cardiovasculares, tales como obesidad, coleterol alto, presión elevada, triglicéridos altos y niveles de glucosa alterados.
Consecuencias de comer demasiado rápido que han sido corroboradas por el estudio realizado por la Universidad de Hiroshima (Japón), y presentado en la reunión anual de la Asociación de Cardiología de Estados Unidos. Pero, ¿por qué comemos tan rápido?, ¿qué pasa al comer rápido en el organismo?
Tan importante como hacer 5 comidas al día es respetar los horarios y, sobre todo, dedicar un mínimo de 20 minutos a las principales comidas del día. Sin embargo, el ritmo acelerado y el estrés cotidiano pueden hacer que nos saltemos comidas o que comamos demasiado rápido, sin apenas tiempo para masticar los alimentos, clave para una buena digestión.
La principal consecuencia de comer rápido es que perdemos el control del apetito y la sensación de saciedad. Al comer, nuestro estómago y cerebro trabajan en equipo. Según los expertos, el estómago tarda aproximadamente unos 20 minutos en comunicar al cerebro que ya está saciado. Sin embargo, si comemos demasiado rápido no daremos tiempo al cerebro para registrar la información. Esto lleva a comer en mayor cantidad, y con ello a sumar calorías de las necesarias.
La investigación realizada por la Universidad de Hiroshima ha indagado precisamente en qué pasa cuando se come muy rápido. Un estudio de 5 años de duración y que ha contado con un millar de participantes, a los que se dividió en 3 grupos de acuerdo al ritmo al que comían. Según las conclusiones del estudio, algo más del 11% de los participantes que comían muy rápido desarrollaron el conocido como síndrome metabólico. Porcentaje de riesgo que se redujo al 6,5% entre los que comían a un ritmo medio, y a un 2,3% para los que sí seguían la recomendación de comer despacio.
Un estudio que también ha constatado que comer rápido provoca alteraciones en los niveles de glucosa, aumentando el riesgo de resistencia a la insulina y desarrollo de diabetes. Suficientes razones para prestar más atención a lo que comemos y cómo lo comemos. Comer despacio es más sano por muchos motivos, desde digerir mejor los alimentos, mantener un peso saludable y aprovechar mejor los nutrientes.
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