La técnica de la cistoscopia se realiza con una sonda con una pequeña cámara incorporada (el denominado cistoscopio) para examinar la uretra y la vejiga urinaria. Un procedimiento que también permite explorar los tejidos de la zona para determinar un diagnóstico más certero.
Es una prueba rutinaria que se prescribe para determinar la causa de la presencia de sangre en la orina o de otros síntomas como dolor al orinar, problemas de infecciones recurrentes del tracto urinario o la posible presencia de cálculos renales o tumores. Una prueba que no requiere de una preparación específica para el paciente, salvo la prescripción de tomar antibióticos con fines preventivos. El examen se lleva a cabo mediante la introducción del cistoscopio en la vejiga a través de la uretra.
La preparación La preparación para la cistoscopia no requiere medidas especiales. El médico, como parte del protocolo, sí puede recetar antiobióticos para disminuir el riesgo de infecciones urinarias. En el caso de pacientes especialmente nervioso o que muestran ansiedad ante la prueba, se puede tomar un sedante. Los médicos también recomiendan suspender temporalmente el uso de anticoagulantes, en el caso de que se estén tomando. En el supuesto de necesitar anestesia general o anestesia espinal, el paciente no debe comer ni beber nada durante un período de tiempo que varía de 4 a 8 horas antes del examen.
Cómo se hace Generalmente no se requiere el uso de anestesia, sin embargo, si durante el examen el paciente manifiesta sentirse particularmente molesto, el médico puede tomar la decisión de aplazar el procedimiento y realizarlo en días posteriores con el uso de anestesia. Durante el examen utilizando un cistoscopio, un delgado y flexible tubo, se inserta suavemente en la vejiga a través de la uretra. En el extremo del cistoscopio se conecta una pequeña cámara, por medio de la cual se transmiten las imágenes al monitor externo.
Para mejorar la visión de la vejiga, el urólogo introduce un líquido que sirve para distender las paredes. Si es necesario, se puede introducir, a través del cistoscopio, los instrumentos quirúrgicos, que sirven, por ejemplo, para eliminación de cálculos renales o para llevar a cabo biopsias de la vejiga. Por lo general, el procedimiento dura unos minutos y no resulta demasiado molesto para el paciente.
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