Ciencia: Las mujeres distraídas son más inteligentes

¿Te han llamado la atención más de una vez por estar distraída?, ¿te distraes mirando el correo electrónico?, ¿olvidaste otra vez dónde dejaste las llaves?… Si tiendes a distraerte o a estar en las nubes (término coloquial), no te sientas en absoluto culpable por ello porque hay una explicación científica y reside en tu cerebro, en concreto en el lóbulo parietal superior. La aparente distracción es, en realidad, señal de inteligencia, creatividad y capacidad de resolución de problemas. Así lo ha constado un estudio de la University College de Londres, y publicado en la revista Journal of Neuroscience, que asegura que la distracción, lejos de poder ser considerada como una característica negativa, es la forma que tiene tu cerebro de concentrarse y prestar atención.

El estudio ha constatado que las personas distraídas concentran más materia gris en el lóbulo parietal superior, pero curiosamente esa mayor concentración de neuronas no aumenta la capacidad de mantener la atención. De hecho, los resultados mostraron que cuanto más volumen de materia gris se concentraba en esta región cerebral del hemisferio izquierdo mayor era la tendencia de la persona a la distracción.

No es el único estudio que apunta hacia la distracción como una herramienta creativa y productiva. Los investigadores Steven Johson y Robert Thatcher mantienen que las personas distraídas, aunque pueda parecer que su cerebro es perezoso, en realidad está siendo mucho más productivo que el de otras personas más atentas. Cuando el cerebro se distrae no pierde el tiempo, sino que se produce un constante fluir de ideas que generan nuevas conexiones y aumentan la capacidad de resolución de los problemas. A las personas distraídas se les atribuye una mayor capacidad analítica.

No obstante hay que diferenciar entre ser distraído como característica propia de la personalidad a los despistes que, en un momento determinado, podemos empezar a tener. Hay otras causas que pueden estar detrás, como el estrés, ansiedad, carencia de vitaminas o minerales, problemas de hidratación o como efecto secundario de algún medicamento. En estos casos es importante conocer la causa que está detrás de las distracciones.

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