Caída del cabello por estrés emocional: cómo tratarla y combatirla

La caída del cabello por estrés emocional o alopecia nerviosa es una de las consecuencias del estrés, ansiedad o depresión. Un trastorno emocional como el estrés o la ansiedad puede tener efectos físicos, como la caída del pelo que, aunque temporal, puede ser intensa.

A diferencia de otros tipos de alopecia femenina, la caída del cabello por estrés se recupera; una vez superado el estrés el pelo vuelve a crecer de forma natural. La alopecia nerviosa puede además destapar un problema de alopecia areata, ya que en este caso la caída del cabello provocará la aparición de pequeñas calvas y requerirá tratamiento con productos tópicos.

El estrés emocional es un factor de riesgo de la caída del pelo y puede acelerar la aparición de canas, una respuesta del organismo ante un estado que se prolonga en el tiempo y que, además, suele venir acompañado de falta de sueño, cambios en el apetito (la alimentación es esencial para aportar los nutrientes que necesita un pelo sano y fuerte) y aumento de las hormonas del estrés.

¿Cómo afecta el estrés al pelo?

Se considera normal la caída de entre 50-100 pelos al día, a partir de esta cifra conviene consultar al médico para determinar si hay algún problema capilar. ¿Cómo influye el estrés en el pelo? Curiosamente, y según un estudio realizado por la Universidad de Western Ontario, el pelo puede revelar el nivel de estrés que hemos tenido en los últimos meses. En los momentos de mucho estrés el organismo libera cortisol, una hormona que se captura también en el cabello.

Los síntomas del estrés en el cabello se manifiestan con una apariencia sin brillo, un pelo más seco y quebradizo. El estrés afecta a su aspecto y crecimiento.

El estrés en el cabello también puede causar una sensación de dolor en el cuero cabelludo al peinarse, y que se denomina cueralgia.

¿Cómo evitar la caída del pelo por estrés?

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  • Para frenar la caída del pelo es fundamental tratar el factor desencadenante, y en este caso de trata de reducir el estrés y de evitar las situaciones que lo provocan o, al menos, afrontarlas de otra manera.
  • Mantener una actitud positiva y practicar técnicas de relajación mental.
  • Salir de la zona de confort y realizar actividades que ayuden a desconectar del estrés.
  • Cuidar la alimentación para reducir el estrés cotidiano (comer sano, evitar el consumo de alcohol o tabaco).
  • Mantenerse activo realizando ejercicio al menos tres días a la semana.
  • En algunos casos el médico puede prescribir un producto dermatológico, champú especial o complejo vitamínico para fortalecer el pelo.

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