Ancianos: Cuidado al sustituir los fármacos originales por los genéricos

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Aunque en teoría los medicamentos de marca y los genéricos deben ser intercambiables, en realidad hay algunas pequeñas diferencias entre ellos que deben ser evaluadas con cuidado, especialmente cuando se trata de pacientes de edad avanzada. Veamos más detenidamente por qué hay que tener cuidado al sustituir los fármacos originales por genéricos en ancianos.
 
Es cierto que los dos tipos de medicamentos -de marca y genéricos- contienen el mismo ingrediente activo, pero hay que tener en cuenta los cambios que se producen en nuestros organismos a medida que envejecemos. Con el paso del tiempo, cambian nuestras funciones, no sólo en los sistemas respiratorio y cardiovascular, sino también desde el punto de vista de la insuficiencia renal y hepática. Por lo tanto, con la edad, también lo hace la capacidad del cuerpo para asimilar nuevas sustancias, en este caso, de los medicamentos.
 
En el caso de las personas de edad avanzada, aumentan los problemas de insuficiencia renal, lo que resta capacidad al organismo para eliminar, a través de los riñones, las sustancias contenidas en los medicamentos. Una situación similar se produce en el hígado, pudiendo reducir las posibilidades de que un fármaco se metabolice de forma correcta y, al tiempo, aumentando el riesgo de que se produzcan efectos secundarios. Un ejemplo lo encontramos en las pastillas para dormir: si un paciente de edad avanzada toma una dosis de píldoras igual a la consumida por un paciente joven, puede llegar incluso al delirio.
 
Los medicamentos genéricos, tal y como establece la ley, pueden diferir hasta en un 20% con respecto al ingrediente activo contenido en el producto original del fármaco. Es lo que se denomina la variable de biodisponibilidad, o presencia del fármaco en la sangre. Este margen entre un medicamento de marca y uno genérico no es relevante en el caso de los fármacos con margen en las dosis, como sucede con muchos antibióticos, por lo que no es previsible que se produzcan cambios importantes en su eficacia terapéutica. Sin embargo, es una diferencia que, en el caso de los ancianos, y teniendo en cuenta que no suelen tomar un único medicamento, sí hay que valorar de manera especial. También hay que tenerlo en cuenta cuando se trata de reajustar las dosis de manera frecuente (por ejemplo, en el caso de los medicamentos del corazón o del sistema respiratorio). Lógicamente, para su comercialización los fármacos genéricos tienen que reunir todas las condiciones de calidad y equivalencia terapéutica.
 

Efectos secundarios de los medicamentos

Los efectos secundarios de los medicamentos, lógicamente, aumentan si se toman más de un fármaco al ser necesario tratar varias patologías. Una situación que suele ser muy común a medida que nos hacemos mayores. También hay que tener en cuenta la adherencia al tratamiento, ya que en ocasiones los medicamentos no se toman de la manera correcta (dosis adecuada, tiempos programados…). Un uso inadecuado de los medicamentos puede ser responsable de la aparición de efectos secundarios graves.
 
Los componentes de un medicamento no solo son fundamentales a efectos terapéuticos, sino que juegan un papel fundamental en la distribución y absorción por parte del cuerpo. Y como ya hemos mencionado en relación con el ingrediente activo, en personas de edad avanzada la absorción de las sustancias utilizadas como excipientes puede ser más difícil e implicar efectos secundarios.
 
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