Alzheimer: Cómo ayuda el ejercicio físico

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Alzheimer: Cómo ayuda el ejercicio físico. Mantenernos activos es una de las premisas básicas para retardar los efectos del envejecimiento, entre ellos los que afectan a la memoria. A medida que nos hacemos mayores, ciertas limitaciones de nuestro cuerpo y mente pueden hacer precisamente que caigamos más en el sedentarismo. Médicos y especialistas aconsejan promover el hábito del ejercicio físico en todas las etapas de la vida, práctica que nos reportará interesantes beneficios. Mantenernos activos estimula la mente y ayuda a prevenir o retardar, entre otras enfermedades, la aparición del Alzheimer.
 
Algo tan sencillo como caminar es bueno para la salud. Es una de las formas más naturales de mantenernos activos y practicar ejercicio físico, el cual no debe ser intenso para reportarnos beneficios. De hecho, su práctica debe estar adaptada a cada edad y a las capacidades físicas de cada persona, las cuales lógicamente no son iguales a partir de una determinada edad. Y no solo andar, bailar, los ejercicios aeróbicos, e incluso realizar las tareas del hogar o trabajar en el jardín, también son actividades que cuentan a la hora de cuantificar cuánto tiempo dedicamos a la actividad física, en definitiva, a movernos.
 
El ejercicio físico ayuda, entre otros beneficios, ayuda a disminuir o ralentizar la pérdida de masa muscular y ósea y, sobre todo, evita que el sedentarismo físico vaya asociado al mental, lo que conlleva un mayor riesgo de deterioro cognitivo. El ejercicio físico, tal y como añaden desde la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras demencias, reduce el estrés y los riesgos de depresión.
 
Una media de 30 minutos al día –espaciados en tres bloques de diez minutos si se quiere- nos ayudará a mantenernos activos y más en forma.
 
Realizar ejercicio físico es invertir en salud y en la mejora de la calidad de vida, ayudando a retardar los efectos del envejecimiento tanto físico como mental. Efectos que pueden derivar en la aparición de enfermedades como el Alzheimer, una patología que solo en nuestro país se estima que puede afectar a entre 800.000 y 1,5 millones de personas. El Alzheimer, enfermedad degenerativa y progresiva de las neuronas, es sinónimo de pérdida de memoria, un deterioro cognitivo, leve en sus fases iniciales pero que, como en el caso de la mujer, puede ser más severo y rápido. El Alzheimer no tiene cura y el paciente, de manera progresiva, va perdiendo memoria, capacidad de pensar y de realizar las tareas cotidianas, entre otros trastornos asociados.
 

Alzheimer: Memoria

Además del ejercicio físico, para ejercitar nuestra mente también son aconsejables los crucigramas o los juegos, leer libros y periódicos, tener un hobby, apuntarse a un curso o taller. Mantener activa la mente refuerza nuestras capacidades cognitivas (razonar, pensar, conocer). De hecho, diferentes estudios de investigación han constatado que los ejercicios mentales pueden reducir más de un treinta por ciento la pérdida de memoria.
 
Hábitos saludables para fortalecer nuestra salud a los que debemos sumar la alimentación. Llevar una dieta sana, variada y equilibrada, combinada con una vida activa, es un buen escudo protector no solo contra los efectos del envejecimiento, sino para mantener alejados los riesgos de padecer otras patologías crónicas como hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares u obesidad.

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