Es uno de los alimentos más presentes en nuestra dieta y, sin embargo, desconocemos todo su potencial. En este caso nos detenemos en qué esconde el ajo debajo de sus capas y, en concreto, el aceite que se extrae de este vegetal. Las perlas de aceite de ajo concentran lo mejor de las propiedades de este alimento. El ajo no solo es saludable, sino que ensalza el sabor de los variados platos, sin olvidar que puede ser un buen remedio natural por sus propiedades terapéuticas. El ajo no solo lo podemos consumir al natural, sino que podemos encontrarlo en polvo, deshidratado y como aceite en perlas. ¿Mantiene las mismas propiedades?, ¿cuándo puede ser un buen aliado para la salud?
Además de mantener gran parte de las virtudes curativas de este bulbo, esta forma de presentación tiene una ventaja añadida, y es que se reducen algunos de los efectos desagradables que puede tener el consumo de ajo, como el mal aliento o el mal sabor de boca. El ajo, no lo podemos olvidar, tiene un sabor muy fuerte y que puede llegar a perdurar, no solo en la boca, también en las manos después de tocarlos.
El aceite de ajo es rico en aminoácidos con efecto antibacteriano, selenio, minerales (calcio, hierro, fósforo) y vitaminas (en especial, B y E). Tiene efecto diurético, antiséptico, antibiótico y propiedades antioxidantes.
Optar por las perlas de ajo permite, por otra parte, ajustar la dosis, algo importante si te toma con un objetivo terapéutico como reducir los niveles de tensión arterial, colesterol alto, triglicéridos, fluidificar la sangre, drenar la mucosidad o estimular las defensas con el fortalecimiento del sistema inmunológico. También se considera un buen aliado para combatir infecciones del sistema respiratorio (como gripe) o digestivo (diarrea), así como para evitar la cistitis, por su contenido en compuestos ricos en azufre.
Tomado en cápsulas, la recomendación es tomar una al día, preferentemente con una comida.
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