365 días sin azúcar: La gran aventura de una familia

La historia arranca en Estados Unidos, pero bien podría haber sucedido en cualquier lugar del mundo. El reto, estar un año sin azúcar, 365 días, y lo asumió una familia después de escuchar una información sobre los efectos del azúcar en la salud, la cual tomada en exceso puede resultar muy perjudicial. El azúcar, lógicamente, cumple una función, pero en muchas ocasiones tomamos más de la cuenta sin apenas percatarnos. No solo ingerimos el azúcar de los alimentos, sino que también hay que contabilizar las cucharaditas de azúcar del café, el azúcar de las bebidas energéticas o los zumos…

Según los expertos, abusar del azúcar es un factor de riesgo de sobrepeso u obesidad y de síndrome metabólico. El azúcar puede disparar el riesgo de diabetes y de enfermedades cardiovasculares.

Datos que hicieron reflexionar a la protagonista de esta historia, Eva O. Schaub (autora del libro Un año sin azúcar), la cual se hizo la siguiente pregunta: ¿es posible estar un año entero sin azúcar? El reto lo iba a asumir junto a su marido y sus dos hijas, de 6 y 11 años, y consistía en evitar el consumo de alimentos con azúcar añadido, lo que incluye cualquier tipo de edulcorante (azúcar de mesa, miel, melaza, jarabe de arce…). También excluyeron cualquier bebida azucarada. A menos que el azúcar procediera de su fuente original, por ejemplo una pieza de fruta, no tendría cabida en la dieta familiar.

El primer paso, tal y como ha relatado la protagonista, fue localizar los alimentos con azúcar, descubriendo que, al igual que la sal, tiene la capacidad de ocultarse en los lugares más increíbles, desde el caldo de pollo, a los embutidos, salchichas, pan o galletas e, incluso, en alimentos para bebés. ¿Es necesario realmente añadir tanta azúcar a los alimentos?

Puede resultar un poco locura, pero lo cierto es que se planteaba una gran aventura alimentaria, la de evitar los azúcares añadidos durante un año. El objetivo era saber, hasta qué punto, resulta difícil gestos tan sencillos como llenar la cesta de la compra sin azúcares. La protagonista estaba convencida de que la dieta de su familia sería más saludable.

Un año sin azúcar A medida que transcurrieron las semanas, eliminar el azúcar añadido hizo que la protagonista y su familia se sintieran con más energía. En un principio, dudaban de que la relación fuera tan perceptible, hasta que lo pudieron comprobar con una fecha clave: el cumpleaños del padre. Durante el año sin azúcar, una de las reglas establecidas era que, una vez al mes, podían tomar azúcar si, por ejemplo, era tu cumpleaños. Eligieron para la ocasión un pastel de crema de plátano, sin embargo, algo había cambiado en su organismo y en su mente, ya que no fueron capaces de terminarse la ración. Es cierto que perduraba el sabor dulce, pero el paladar parecía haberse vuelto más sensible al azúcar, incluso los dientes notaban el exceso de azúcar.

Cumplieron el año sin azúcar, no sin antes llevarse alguna otra sorpresa. Así, por ejemplo, una de sus hijas pasó de tener 15 ausencias por motivos de salud a solo 2 en el año sin azúcar. Transcurrido este tiempo, la familia ha levantado la restricción de no tomar nada de azúcar añadido, aunque sus hábitos han cambiado, y la forma de comer también. Así, por ejemplo, los dulces o postres con azúcar se reservan solo para ocasiones especiales, y en el día a día vigilan no abusar del azúcar. La protagonista asegura que su cuerpo parece darle las gracias, ya que se siente menos cansada.

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