¿Sabías que algunos de los alimentos que todos consideramos sanos en realidad no lo son? Vamos a ver más detenidamente cuáles son esos diez alimentos que, aunque hasta ahora habíamos pensado que nos estaban ayudando a seguir una dieta sana, en realidad deberíamos reducir su consumo. Tomamos nota para mejorar nuestra alimentación.
Algunos alimentos, tradicionalmente considerados saludables, no pasarían el test nutricional e, incluso, pueden resultar perjudiciales para nuestro bienestar. Para una correcta nutrición es importante saber lo que ponemos en el plato y, sobre todo, desterrar los falsos mitos de la alimentación. Vamos a ver más cuáles son los 10 alimentos que, aunque parezcan saludables, en realidad no lo son tanto.
Alimentos menos saludables
Determinados alimentos, como los que vamos a ver a continuación, son menos sanos de los que pensamos:
- Pasta: Una concentración de hidratos de carbono, aunque carente de fibra, vitaminas y minerales. La pasta se compone de una mezcla de harina blanca, agua y huevos, aunque en un porcentaje mucho más pequeño.
- Pan blanco: El pan blanco es una combinación de carbohidratos con almidón, lo que en absoluto puede ser ideal para mantener el equilibrio de nuestro cuerpo.
- Queso fundido: sal a voluntad. El queso, cuando es un color amarillo intenso, también puede ser sinónimo de elevadas cantidades de sal. Con dos o tres rodajas de queso se puede llegar a superar las necesidades diarias de sal y esto no es en absoluto beneficioso para nuestra salud. La principal consecuencia de un alto consumo de sal en la dieta es la hipertensión.
- Zumo de frutas: Cuando se trata de zumo de frutas pensamos de inmediato en las propiedades beneficiosas de estos alimentos, pero no todos los zumos son saludables, sobre todo por el alto nivel de azúcar y por la ausencia de la pulpa de la fruta. De esta manera, el aporte de fibra también se ve reducido, por lo que para mejorar nuestra salud –incluido el reforzar la salud intestinal-a lo mejor es comer fruta fresca u optar siempre por los zumos preparados en casa.
- Cacahuetes: Suelen tener un elevado contenido en sal y grasas, poco favorable para mantener una adecuada ingesta de grasas Omega 3 y Omega 6. El consumo de cacahuetes debe ser moderado o bien optar siempre por los frutos secos naturales, sin sal añadida.
- Salsa de soja: Al tomar salsa de soja pensamos que lo estamos haciendo bien y que nuestra dieta está ganando. Pero, ¿realmente es así? No, ya que muchas de las composiciones de la salsa de soja –leer siempre la etiqueta de los alimentos– son excesivamente ricas en sal y en otras sustancias químicas perjudiciales para nuestro organismo. Aunque se limite el uso de estas sustancias en la salsa de soja que compramos ya elaborada, lo mejor y más saludable es limitar su consumo.
- Refrescos: Aunque tomemos refrescos bajos en calorías o sin azúcar, su contenido nunca es cero, por lo que este tipo de bebidas también puede estar detrás de un aumento del peso corporal. Por otra parte, los edulcorantes artificiales que se utilizan en este tipo de bebidas pueden influir de manera negativa en nuestra salud.
- Ketchup: Demasiada cantidad de azúcar. La salsa de tomate, por su contenido en antioxidantes (como el licopeno), puede ser buena para la salud, pero no cuando el producto no es natural –elaborado de manera casera-, ya que los productos artificiales, como el kétchup, pueden contener mucha azúcar y pocos antioxidantes.
- Sopa: sal y conservantes en cantidad. El aumento de la sal en la dieta solo obligará a los riñones a realizar un mayor esfuerzo, por lo que más saludable es reducir la cantidad de sal que tomamos a diario. Las sopas de sobre pueden tener mucha sal y muchos conservantes.
- Aceites vegetales: Cuidados con los aceites que se utilizan para las comidas rápidas o alimentos precocinados. Por lo general se recurre al aceite de palma, la cual al ser calentada pierde todas sus propiedades, por lo que no resulta un buen aliado para ganar en salud.