Separación, el preludio del divorcio

La separación es el preludio del divorcio. Hace poco ha hecho su debut el salón del divorcio en Italia. Anteriormente ya lo tenían los franceses desde hace unos meses y ahora, el retorno del single sube como la espuma. ¿Llegará también a España?

Los datos sobre las separaciones impresionan: Istat habla de 150.000 en el año 2007. Hay que decir que se trata de un número bastante elevado, porque luego están aquellos que no pueden separarse por necesidad o por la religión. Estos salones no se tratan sólo de un entretenimiento, sino que también sirve para ayudar a aquellos que están experimentando una transición difícil.

Pero hablemos del caso de Italia, sólo por ver cómo funcionan. La entrada al salón cuesta 10 euros y el proyecto está diseñado Franco Zanetti. «La idea me surgió en Viena hace dos años. Lo que hemos añadido es la «lista de divorcio». Sí, como lo lees, igual que la lista de bodas. Ahora la lista del divorcio la puedes poner en Fnac.

La idea de Fnac no es nueva, los primeros fueron los británicos antes de Navidad, ya que durante las fiestas, la gente busca agentes matrimoniales, consultores de problemas de pareja, psicólogos, arquitectos e incluso alguna sociedad de análisis de ADN para el reconocimiento de la paternidad.

Pero no sólo eso, la vida del single está cogiendo tanta fuerza que son cientos los viajes que se organizan para solteros, donde la gente se divierte sin pareja y allí tienen la opción de conocer a alguien interesante con quien poder retomar su vida sentimental. Existen incluso ciudades donde los singles viven mejor.

Pero si bien es cierto que las separaciones aumentan como la espuma en estos tiempos, no tanto los divorcios, quizá debido a la parte económica en estos tiempos de crisis. Y es que, no sólo son los abogados los que cuestan dinero.

Pero, ¿cuál es la solución que más nos ha sorprendido? La nueva modalidad de entendimiento. Cuando la pareja no tiene dinero para separarse o divorciarse, deciden poner fin a su vida sentimental juntos aunque sigan compartiendo el mismo techo.