Todos en algún momento determinado podemos sufrir este tipo de técnica y debemos saber prevenírlarla
La ley del hielo no es más que una estrategia comunicativa en la que un individuo toma la decisión de no ser afectuoso con su interlocutor, esto hace que la persona que tengamos enfrente, de la noche a la mañana, sienta como la cercanía emocional que antes existía entre ambas personas ha dejado de ser una constante. Esto se produce cuando, por ejemplo, una discusión ya sea entre amigas o con tu pareja, dejamos de contestar, ni tampoco cogemos sus llamadas y esto se produce durante días o incluso semanas. Esta situación es un ejemplo muy claro de la ley del hielo.
Aquí el silencio cobra muchísimo protagonismo. Sin duda alguna, esta ley es un mecanismo pasivo-agresivo, donde se quiere expresar el descontento o enfado, al no mostrar una comunicación y afecto.
La persona que la aplica puede sentir, durante un tiempo, un alivio al no entablar una discusión directa o reducir temporalmente el nivel de estrés. Este descanso suele ser bastante corto y puede dar paso a la floración de otros sentimientos como por ejemplo la soledad. Si plantamos la vista más en el horizonte, esta ley puede deteriorar la comunicación en la relación, lo que lleva a que los problemas no tengan solución, con lo cual lleva a un mayor distanciamiento.
La ley del hielo conlleva un distanciamiento en las relaciones
Evitar la comunicación puede hacer que la persona que sufra la ley del hielo quede un tanto confundida sobre lo que ha propiciado el distanciamiento y por tanto, no sepa bien cómo ponerle solución a esta situación. Incluso puede sufrir problemas en su autoestima y en su confianza porque puede llevar a que la persona, en este caso víctima, empiece a cuestionar y menospreciar su valor en la relación. Son muchos los casos, donde hay personas que responden de forma desesperada para intentar restablecer esa atención por parte de su pareja. Esto lleva a un incremento de la frustración si no es correspondida.
Hacer frente a esta ley del hielo, puede ser todo un reto, pero lo recomendable es mantener una comunicación abierta dentro de una conversación modesta y respetuosa para combatir esta ley del hielo. Se debe mantener la calma y evitar reacciones emocionales impulsivas. Evitando acusar a la otra persona de su actitud.
Resulta enriquecedor explicar que el distanciamiento no es la fórmula mejor para la solución de los problemas y que la escucha activa y pausada es el mejor mecanismo. Por último, si la situación se complica lo mejor es recurrir a una terapia de pareja que puede ser lo más beneficioso en cuanto a las relaciones de pareja.