La monogamia es considerada en la sociedad actual como la forma correcta de mantener una relación, permanecer fiel a una pareja social y sexualmente. Pero en nuestro cerebro y organismo hay mecanismo que nos alejan de ese tipo de relaciones, que impulsan a otro tipo de vínculos.
Según diferentes estudios la monogamia no siempre ha formado parte de la especie humana, las relaciones solo se producían con el fin de procrear y después era solo la hembra la que se hacia cargo de la descendencia. Con el desarrollo de la especie, se demostró que juntos el macho y la hembra cuidaban mejor de las crías, evolucionando a relaciones que practicaban la monogamia social, pero no la sexual.
A día de hoy es la monogamia social la que permanece mientras que la fidelidad sexual es la que menos ha evolucionado, ya que sigue sin haber ningún tipo de estímulo o mecanismo natural que incite a la fidelidad sexual de una sola pareja.
A pesar de que no haya una relación física para mantenerse sexualmente fiel a una pareja, sí que la hay sentimental. El amor es un estado que depende del giro angular, una parte del cerebro que se ha ido desarrollando con el crecimiento del órgano a los largo de los millones de años. Pero este desarrollo del cerebro no es casual, ya que es durante el periodo de enamoramiento cuando las parejas tienden a estar más tiempo juntas y así pueden procrear. A pesar de este acercamiento las parejas que hayan intimado no tienen un lazo por el que deban permanecer juntas para siempre y de ahí la posibilidad de relacionarse con otros.
Mantenerse fiel a una pareja
La monogamia puede considerarse una necesidad social, ya que a través de ella se crea la posibilidad de formar una familia estable, pero es solo a través de un pacto de la pareja cuando se llega a la monogamia sexual, cuando la fidelidad al otro forma parte de la relación con el fin de continuar con esa estabilidad.
A pesar de este planteamiento basado en la formación de una familia y un estado de bienestar, existen muchas investigaciones que determinan que la fidelidad tanto sentimental como sexual es un lastre para el ser humano. Estas teorías están basadas en la idea de que el hombre debe ser menos exigente y posesivo en sus relaciones sociales. La pertenencia es una conducta severa de nuestra mente hacia lo que nos rodea queriendo crear vínculos de propiedad y falta de independencia que puede llevar a la infelicidad.
En el caso de las parejas que determinan mantenerse fieles en todos los ámbitos, la confianza y la libertad pueden ser las claves para tener una relación estable y sana.