Recibir una negativa no es sinónimo de rendirse. Le ocurre a mucha gente. Cuando por fin se lanzan a pedirle una cita a la persona que les gusta y esta les rechaza no pasan a otra cosa. Incluso es posible que eso les atraiga aun más. Pero, ¿por qué ocurre esto? Para algunos supone un reto y eso es algo muy difícil de rechazar.
Un ejemplo literario¿Recordáis Orgullo y Prejuicio? Tanto en la novela de Jane Austen como en la película protagonizada por Keira Knightley tenemos dos buenos ejemplos de este caso. El primero se produce cuando Mr. Collins le pide a Elizabeth que se case con él. Ella, como es lógico, rechaza su proposición y él, ni corto ni perezoso, declara que esa es la respuesta que dan las damas para mantener el interés de su pretendiente y que volverá a insistir.
Elizabeth tiene que ponerse realmente seria con él y asegurarle, incluso por medio de su padre, que nunca le aceptará. Mr. Collins era poco espabilado y vio como algo normal el tener que insistirle a Lizzy para que se casara con él. Suerte que al final, no la convenció.
Algo después, fue Mr. Darcy el que obtuvo una negativa de la protagonista al declararse de una forma poco adecuada. Ella no tuvo reparos en decirle todos los motivos que tenía para no casarse con él de muy malas maneras, y aun así Darcy no pudo evitar seguir enamorado de ella y hacer cosas que jamás se había planteado solo por complacerla.
El atractivo de las negativasY es que, como Jane Austen reflejó a la perfección en su novela, hay personas que se toman el no como un reto. Algunos terminan por lograr sus objetivos y otros… se ven abocados al fracaso casi desde el principio.
La diferencia entre el éxito y el fracaso en este tipo de retos viene determinada por las razones de la otra persona para no querer nada. Si esas razones tienen solución, como en el caso de Darcy, es posible que acabes obteniendo un sí. En cambio, si los motivos son inamovibles, como en el caso de Collins, no hay nada que hacer.
Mientras que hay personas que se sienten atraídas por la dificultad y los retos y les gusta luchar por conseguir sus objetivos hay otros que se rinden más fácilmente o prefieren no esforzarse tanto. En cualquier caso, hay que saber leer cuales son los verdaderos sentimientos de la otra persona para no herirla y no salir herido.
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