Perforarse los genitales y los pezones es una de esas modas que cada vez experimenta más gente, y que los que aún no se han atrevido a hacerlo probablemente se pregunte ¿por qué?. Quizás para ti, la sola idea de perforar tu clítoris o tus pezones pueda echarte para atrás, pero mucha gente lo hace por diversas razones, principalmente placer o morbo.
Placer: los piercing genitales aumentan la sensibilidad
Aunque aún no hay estudios concluyentes sobre esto, muchas personas aseguran que llevar un piercing en sus genitales permite aumentar el grado de placer en sus relaciones sexuales con o sin pareja, ya que la zona en la que se perfora (generalmente los pezones, el clítoris o el glande) contiene multitud de terminaciones nerviosas que afloran con el metal atravesado.
Que sepamos, hasta ahora sólo contamos con un estudio sobre el tema, el publicado en 1993 en la revista Journal of Psychology and Human Sexuality, en el que se encontró que de los 362 individuos encuestados con pezones perforados (292 hombres y 70 mujeres) la mayoría aseguró haberlos hecho por interés sexual.
No sabemos si sea un mito o una realidad, pero si conoces a alguien con un pezón perforado (u otra zona genital), puedes preguntarle para que te ofrezca su perspectiva del asunto.
De momento, lo que sí sabemos es que algunas celebs se han apuntado a la moda de los piercings en los pezones (quizás por moda, quizás por placer). Rihanna sorprendió con un piercing en el pezón hace unos años, y mucho más reciente es el famoso ‘nipple piercing’ de Kendall Jenner, que lo ha mostrado con orgullo en más de una ocasión.
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Morbo: fetichismo asociado a los piercing genitales
Se llama estigmatofilia y es un tipo de fetichismo asociado a los tatuajes y los piercing. Es decir, si te excitas al ver a una persona con un tatuaje íntimo o con un piercing (incluso en la nariz), lo más seguro es que seas un poco fetichista. No pasa nada, no es nada malo.
Cuando este fetichismo va un poco más allá o se desarrolla en su máxima expresión, el morbo o la excitación no sólo está en ver, sino en experimentar. Muchas personas se hacen piercing no por estética, sino porque se excitan al ser perforadas, mucho más en el caso de un piercing genital.
De hecho, parece que las perforaciones temporales son unas de las prácticas en los círculos sado. Tanto es así, que hay que tener una certificación especial para poder perforar temporalmente a los y las clientes que acuden a una dominatriz profesional (ésta debe estar autorizada). Al menos es así en Estados Unidos, donde los juegos bondage se han convertido en mercadotecnia y están un poco más ‘regulados’ que en nuestro país.
Lo que sí tenemos claro es que tanto si lo haces por placer, morbo, sensibilidad o simplemente porque te gusta y te apetece, es importante que acudas a un buen centro o a un profesional certificado para realizarte un piercing genital, ya que siempre conlleva un riesgo perforar una zona tan sensible e importante como los genitales (pérdida temporal o permanente de la sensación). Por supuesto, las medidas de higiene y seguridad han de ser máximas.