Quizás una de las preguntas más frecuentes de una persona monógama hacia una poliamorosa es «¿pero no sientes celos»? Y verdaderamente los celos son un aspecto que las relaciones poliamorosas deben trabajar constantemente, lo que no significa que no se pueda vivir el poliamor de forma sana sin inseguridades y celos.
Por qué surgen los celos en el poliamor
El hecho de que tu pareja tenga relaciones sexuales con otra persona probablemente sea la última razón por la que aparecen los celos. Y es que generalmente el poliamor comienza en una pareja que desea experimentar con otras personas o que empieza a tener sentimientos reales hacia terceras personas, sin que eso signifique dejar de amar a su pareja inicial.
Cuando una pareja decide abrirse al poliamor, ambas partes lo hacen voluntariamente, ambas son libres de entablar relaciones sentimentales y/o sexuales con otras personas (con ciertas reglas previas) y ambas acceden a ello porque sienten que pueden comprender la necesidad de encontrar en otra persona algunos aspectos afectivos que no tienen en su pareja inicial.
Así que realmente, el hecho de conocer sexualmente a otra persona no es el principal foco de celos de las relaciones poliamorosas. En realidad, al convertirse en relaciones totalmente sinceras en las que cada encuentro es de dominio de todas las partes implicadas, los celos que pueden surgir en el poliamor tienen mucho más que ver con temas emocionales.
En el momento en que una persona se implica en una relación poliamorosa está dejando a un lado la exclusividad emocional, permitiendo que otras personas llenen ciertos espacios con respecto a su pareja inicial que antes sólo eran suyos. El miedo a descender de nivel en la escala de prioridades de la pareja inicial, la sensación de desplazamiento en los momentos importantes de la vida de la misma o el rechazo a la intromisión en sus vidas de las nuevas personas pueden ser motivos de celos mucho más profundos y difíciles de abordar que el simple hecho de mantener relaciones sexuales con otras personas.
Cómo gestionar los celos en una relación poliamorosa
Al igual que sucede con las relaciones monógamas, los celos pueden aparecer en las poliamorosas. De hecho, las personas que comienzan a experimentar el poliamor suelen tener que luchar constantemente con esos sentimientos de profunda inseguridad a los que deben enfrentarse si el poliamor es su opción de vida. Es por ello que gestionar los celos es un trabajo personal que debe hacerse con muchísimo cuidado, pero que, aunque sea un proceso duro, puede llegar a convertirse en una fuente inagotable de sabiduría interior y crecimiento personal.
Si eres poliamorosa, te contamos algunas claves para superar los celos y disfrutar de amar a varias personas sin inseguridades:
Cambiar el chip
Si estás pensando en mantener relaciones poliamorosas o apenas estás comenzando a experimentarlas, es importante que tengas una actitud abierta hacia otras formas de moralidad y que hagas un esfuerzo importante por cambiar tu mentalidad monógama. Deshacerse de las convenciones sociales es el primer paso para entablar relaciones poliamorosas libre de celos.
Ser siempre sincera
Tanto tú como las personas involucradas en vuestras relaciones poliamorosas deberéis ser completamente sinceros sobre vuestros sentimientos y las relaciones que entabláis con otras personas. Por ejemplo, en el caso de que el poliamor haya comenzado desde una pareja, ambos deben contarse sus experiencias con total sinceridad, así como mantener una total transparencia con las terceras personas que conocen. Recuerda que todas las personas implicadas deben conocer y aceptar que se encuentran en una relación poliamorosa.
Mantener el contrato y cambiarlo cuando sea necesario
El contrato es un acuerdo que se realiza entre las personas implicadas como forma de co-responsabilidad y respeto mutuo. Generalmente se tratan temas sobre con qué tipo de personas se pueden mantener relaciones sexuales, protección ante enfermedades de transmisión sexual (ETS), si pueden o no ser relaciones heterosexuales, homosexuales o bisexuales, en qué lugares se pueden mantener relaciones, si se presentarán a las terceras personas o incluso el tipo de prácticas sexuales que se pueden tener.
Si el poliamor surge de una pareja inicial, ésta puede hacer su propio contrato, pero eso no supone que no pueda existir un segundo o tercer contrato en el caso de que aparezca una persona ligada sentimentalmente y profundamente a uno de los individuos de la pareja inicial. Es por ello que es necesario dejar claro los términos del contrato y respetarlos al 100% pero también tener una actitud de posibilidad al cambio de contrato en función de cómo surjan los sentimientos de cada persona implicada en una relación poliamorosa.
Ser comprensiva y amorosa
Para muchas personas que se encuentran en relaciones poliamorosas el punto más difícil y a la vez conmovedor es llegar a alegrarse por la felicidad del otro al encontrar a otra persona distinta a ella con la que también siente apegos emocionales.
Para los poliamorosos este es un acto de amor incondicional, hasta tal punto que muchos de ellos llegan a aceptar a otras personas invlolucradas sentimentalmente con su pareja inicial como parte de sus vidas. La premisa es: «si hace feliz a una de las personas más importante de mi vida, a mi también me hace feliz, y finalmente su amor completado por la otra persona llega hasta mí».
Trabajar a fondo las inseguridades
Para conseguir mantener una relación poliamorosa, todas las personas implicadas necesitan replantearse todas y cada una de sus inseguridades: sus traumas familiares, las relaciones sentimentales y sexuales anteriores, su concepción de la moral, los mandatos educativos que ha internalizado… porque cada situación de su vida puede ser un detonante para sentir inseguridad (o celos) en una relación poliamorosa voluntaria y consensuada.
Sin embargo, aunque el proceso puede llegar a ser duro, muchos poliamorosos aseguran que merece la pena, porque llegan a un estado de autoconocimiento que les permite elevar su gestión emocional mucho más que cuando se encontraban en relaciones monógamas.