Existe el algoritmo del amor, lo afirman los matemáticos

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Existe el algoritmo del amor, lo afirman los matemáticos. Se llama algoritmo de Gale-Shapley, o lo que es lo mismo, «el problema del matrimonio estable», una fórmula que permitiría, según los matemáticos, encontrar a la persona adecuada, en el amor y en la vida.

A menudo nos conformamos con relaciones insatisfactorias porque básicamente somos pasivas, pero es la actitud activa, de cazador, la que marca la diferencia. Y aquí viene el algoritmo anterior, que en realidad no es tan reciente como se piensa. De hecho se remonta a 1962. Desde entonces se ha utilizado, sobre todo en el campo económico para seleccionar mejor al personal. Y ahora resulta que también podría ser útil en la elección de un compañero. Otras teorías que confirma la ciencia es que las relaciones entre amigos son las mejores.

No estamos acostumbrados a utilizar fórmulas matemáticas cuando se trata de sentimientos y emociones. Pero al parecer, el algoritmo de Gale-Shapley, que incluso ha hecho ganar un Premio Nobel a sus creadores, parece útil en el amor. Funciona porque permite entender si hay acuerdo entre dos personas, del tipo que sea, si está basado en fundamentos sólidos o destinados a disminuir con el tiempo. Tanto es así que la fórmula ha tenido mucho éxito en los negocios, ya que se utiliza para identificar a los mejores empleados.

De acuerdo con el algoritmo, las posibilidades de encontrar a la persona adecuada aumentan en proporción a la actitud adoptada. Cuanto más activas seamos en la búsqueda, mayores serán las posibilidades de conocer a una pareja que nos satisfaga plenamente. Si el noviazgo tiende a ser pasivo, sin duda seremos menos afortunadas que si no lo fuéramos.

También funciona bien para las empresas que tienen más probabilidades de encontrar el empleado modelo y que no se limitan a la evaluación de los currículum enviados.

La fórmula, en última instancia, no dice nada nuevo, pero confirma que nada sucede por casualidad y que si queremos algo, debemos tomar medidas para conseguirlo. En resumen, el riesgo es parte de la vida, incluyendo al amor. Es mejor lanzarse a la aventura en lugar de retirarse dentro del caparazón, palabra de los matemáticos. ¿Sabes qué es el amor científicamente?

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