La llegada de un bebé al núcleo familiar supone una serie de cambios conocidos como baby-clash que puede poner en riesgo la pareja.
Quizás el momento más bonito que puede vivir una persona sea el instante en el que ve a su hijo o hija al nacer. Esa instantánea jamás se separará de la mente de los padres, pero también es cierto que la llegada de un pequeño al hogar también supone un impacto frontal en muchas cuestiones y hay que estar preparado para asimilarlo. No solo se trata de la transformación material que adquiere todo sino igualmente del nuevo panorama emocional que se plantea, ya que lo que se piensa no se ajusta a la realidad de lo que se vive
El baby-clash o choque del bebé se define como el impacto frontal que se vive en la pareja cuando nace el pequeño, que, aunque se tienen nueve meses para ir haciéndose a la idea de lo que se va a vivir, no es hasta que se tiene al pequeño en los brazos cuando palpamos realmente la magnitud del cambio. La realidad es que entras al hospital siendo dos y sales a los pocos días con un bebé que depende absolutamente de ti, con miedo de que no le ocurra nada y con multitud de tareas por delante.
Cambiar las prioridades personales o de la pareja por la atención que conlleva estar 24 horas pendiente del pequeño suele constarle a algunas personas que ven como su vida se altera de una manera exponencial. La variación de sentimientos hace que el nacimiento del nuevo componente de la familia suponga un auténtico reto en algunas ocasiones.
La llegada del bebé cambia la relación de pareja
Lo ideal es que este cambio venga a fortalecer la pareja pero no siempre es así, y la merma de relaciones íntima, cansancio, pocas horas de sueños y priorización de otras atenciones que requiere el bebé hacen que sea un coctel que no siempre termina teniendo una buena digestión.
Siendo claros, la llegada del bebé hace que muchas parejas vean como se pone fin a su relación y lo que suponía ser un argumento más para reforzar su enlace se convierte en el principal motivo para su separación.
El gran aliado de la pareja para que el bebé no suponga un problema a futuro es ir compartiendo los sentimientos que cada uno va sintiendo para tener una correcta medición de los pensamientos de cada uno. Esta comunicación siempre ayuda para que no se produzca la ruptura. Además, el intercambio de pareceres puede fortalecer los lazos y tender la ayuda que inevitablemente un componente de la pareja va a necesitar dado los cambios tan abruptos que se viven.
