Cuando el eros es una cuestión de cerebro

Cuando el eros es cuestión del cerebro 48x48
¿Cuándo el eros es una cuestión de cerebro? Porque a pesar de las técnicas que nos inculcan, del masaje erótico y las mejores posiciones para hacer el amor, necesitamos estimulación mental. Nada que ver con los intereses culturales o la inteligencia, hablamos más bien de afinidades de cualquier tipo a la hora de elegir que pueden existir entre las personas. Una especie de orgasmo para el cerebro que se crea cuando hay una conexión entre las mentes, en lugar de entre los cuerpos.

Lo confirman numerosos estudios según los cuales, el orgasmo, y no sólo el de las mujeres, dependería en gran medida del cerebro. Ahí es donde aparece el deseo del otro, el deseo de dejarse seducir. Es bueno tener pensamientos eróticos, fantasías y estimulación pero también una estimulación verbal que aumente el deseo, aunque no podemos olvidar el contacto físico en sí. Y para los hombres es lo mismo, nos diferenciamos más bien poco en este sentido.

Porque si las mujeres se sienten estimuladas por una conversación picante, los varones, gracias a las llamadas neuronas espejo, se activan sexualmente viendo imágenes eróticas. ¿Cómo funcionan? Mirar equivale a hacerlo según la lógica del cerebro masculino…

Como prueba de que la estimulación mental es de gran importancia en lo referente al eros, debemos aprender a explotar este potencial que puede ser crucial tanto al comienzo de una relación como durante la misma.

Así las fantasías sexuales son el motor del erotismo, y compartirlas con tu pareja es útil para reavivar la libido, fortalecer el vínculo o para seducir al otro si la relación acaba de comenzar. No sólo eso, al parecer, también sirve para poner a prueba el nivel de complicidad en la pareja. Si él o ella está presente en nuestra imaginación, está garantizada. Luego está la cuestión de crear una expectativa. La complicidad intelectual aumenta progresivamente gracias a la parte de misterio: cuanto más tiempo pasa, más aumenta el deseo.

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