A menudo nos surge la duda de si tendremos más afinidad con un hombre que se parece a nosotras o con otro que es todo lo contrario. La respuesta es muy difícil, ya que esta elección depende de nuestra propia personalidad. No obstante, sí que es cierto que es necesario tener algo en común para que la relación salga a flote, que será lo que origine esa atracción entre vosotros. ¿Quieres saber si es mejor tener caracteres opuestos o similares para que una relación funcione? Sigue leyendo para descubrirlo.
Caracteres similaresDos personas con un carácter parecido pueden mantener una relación ideal y sin ningún tipo de discusión. No obstante, no todo son ventajas, y es que corren el riesgo de caer en la monotonía al no contar con una persona que les ofrezca nuevos retos, nuevas visiones y nuevos horizontes. Además, puede darse el caso de que ambos tengáis un carácter fuerte y queráis ser el timón de la relación. En ese caso, vuestras personalidades chocarán y la convivencia se hará imposible, ya que estaréis eternamente enfrentados.
Caracteres opuestosBien es sabido que los polos opuestos se atraen, pero todo depende de las circunstancias. Al principio puede darse el caso de que la relación fluya perfectamente y actuéis como complementarios el uno del otro. Sin embargo, hay que determinar qué cosas son las que nos hacen diferentes y cuál es la importancia que tiene para nosotras. Si, por ejemplo, a ti te gusta tener la casa limpia pero a él no le interesa en absoluto la higiene doméstica, seguramente tengáis más de una discusión. Este será el punto en el que ambos habréis dejado de dar el brazo a torcer, por lo que descubriréis que no tenéis nada en común el uno con el otro.
Elección idealComo has podido ver, ninguno de los dos extremos es recomendable. Afortunadamente, no todo es blanco o negro en este mundo, por lo que lo mejor que puedes hacer es buscar algo intermedio. Eso sí, siempre teniendo en cuenta tu propia personalidad y lo que realmente estás buscando.
Nuestra recomendación es que te fijes especialmente en buscar un hombre con el que guardes semejanzas en aquellos aspectos que sean importantes, como pueden ser la moralidad o la visión de futuro. No obstante, procura que no sea un clon tuyo y busca esos toques distintos a nosotras que nos encantan. Estos atributos deben ser secundarios, como tener gustos diferentes o una personalidad distinta. Con esto no sólo podréis complementaros a la perfección, sino que también aprenderéis a ceder por el bien de la otra persona y, sobre todo, evolucionaréis juntos como personas.