5 cosas que le harías a tu ex si tuvieras poderes mágicos

Seguro que hay más de un exnovio tuyo al que no te importaría echarle una buena maldición a ver si así aprendía algo. Nosotras hemos querido hacer un ejercicio de imaginación delicioso y nos hemos puesto a pensar en las cosas que nos gustaría hacerles a todos esos ex que nos han tenido pendiendo de un hilo por su cobardía y falta de madurez. ¿Te unes a nosotras?

Convertirlo en sapoEn sapo sí, no en una ranita adorable. Un buen sapo verde y viscoso al que nadie quiera acercarse nunca más. Fue tan mezquino que no merece otra cosa. Y nada de eso de que al besarle se convierta en príncipe. Hace falta mucho más que un simple beso para que cambie tanto, y no nos referimos precisamente a su forma porque ya antes estaba muy lejos de ser un caballero.

Condenarle a fregar sartenesY por toda la eternidad. Aunque le tocara a él recoger la cocina después de comer siempre se dejaba las sartenes sin limpiar. Sus motivos todavía son desconocidos pero el tío es que no lavaba una ni a tiros y eso que insistía en que no se podían meter en el lavavajillas porque perdían el revestimiento antiadherente. ¿En serio?

Que le salga una cola de cerdoAsí por lo menos el resto de mujeres podrían identificarlo por lo que es. La infidelidad no era suficiente para él y tenía que presumir y pregonar a los cuatro vientos que se acostaba con otra. Todo el mundo tenía que saber que era muy machito… pues ahora se van a enterar.

Encerrarlo en una torreEs mejor que el mundo esté a salvo de su machismo recalcitrante. Para él, el papel de su novia en la vida consistía en cuidarle, hacerle la comida y algún día convertirse en la madre de sus hijos, pero nada de eso tener una carrera y una vida propias. Mejor que esté en la torre más alta del reino, custodiado por un dragón que escupe fuego, porque tipos así ya no deberían existir.

Convertirlo en un burro parlanteSí, como el de Sherk. Era tan poco comunicativo que después de seis meses de relación lo único que había dicho era su nombre. Lo bien que le vendría una maldición que le obligara a relatar todo lo que piensa y siente. Así por lo menos, la próxima que se cruzara en su camino sabría a qué atenerse.

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