Las jugadoras de la selección británica de Hockey se conocieron hace más de 20 años y en 2008, durante los Juegos Olímpicos de Beijing, surgió el amor. Nunca se escondieron y ellas siempre han asegurado que tanto su equipo como la afición de Hockey las han aceptado tal como son. Hace tres años decidieron formalizar su amor y casarse, con el apoyo de su equipo que no faltó a la ceremonia.
Kate Walsh es la capitana del equipo femenino de hockey de Gran Bretaña y toda una heroína del deporte en su país. Ha jugado más de 355 partidos con su selección y en los juegos de Londres 2012, junto a su equipo y su pareja Helen Richardson, se llevaron el bronce. Río 2016 será muy especial para ellas, pues son sus últimas olimpiadas como pareja.
Ambas atletas olímpicas son un ejemplo a seguir para la comunidad LGTB y para el mundo entero. El matrimonio entre personas del mismo sexo aún está prohibido en muchos países, incluso la homosexualidad todavía se considera ilegal en algunos países. Acciones valientes como las de estas dos atletas olímpicas que no esconden su relación significan un aporte importante al fomento de la visibilidad lésbica.
El mundo del deporte todavía tiene pendiente la asignatura de la diversidad sexual. Y es que en muchas disciplinas se esconde y se considera tabú. No siempre los deportistas tienen la libertad de vivir a la luz pública sus relaciones amorosas. En algunos deportes, como el fútbol masculino, la presión mediática es tan fuerte que los futbolistas gays suelen esconder sus preferencias sexuales.
Afortunadamente, poco a poco, esto se va superando y cada vez más los deportistas hombres y mujeres se sienten libres de expresarse sin miedo. De hecho, los Juegos de Río 2016 están siendo un ejemplo de diversidad: vimos en la ceremonia de inauguración varios deportistas homosexuales celebrando su amor y felices de compartirlo en un evento tan importante para sus carreras profesionales. También hemos podido disfrutar la petición de matrimonio dos jugadoras de la selección brasileña de rugby. Este año, numerosos atletas que se manifiestan abiertamente de la comunidad LGTB han participado en las Olimpiadas.
Y es que las Olimpiadas son un ejemplo de unión y fraternidad donde también cabe la diversidad sexual.
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