Hace poco que tuvimos que decir adiós a las vacaciones de verano y volver a nuestra rutina. Pero a muchas nos pasa que todavía no nos hemos acostumbrado a los horarios de siempre, y es que teníamos tantos planes y sueños por cumplir este verano, y que finalmente no hemos podido alcanzar, que nos desanimamos sólo de pensarlo. Pero no conseguirlo no es lo peor, sino que el hecho de ver durante todo el verano las fotografías que colgaban nuestras amistades en las redes sociales en las que se les veía aprovechar las vacaciones al máximo y ser totalmente felices nos causa cierta envidia sana por tener una vida tan genial como la suya. Pero, ¿realmente se viven las vacaciones que se muestran en Instagram?
Las vacaciones de Instagram
Instagram es una red social donde los usuarios suben fotografías de sí mismos, de los lugares donde están o, en definitiva, de lo que están viviendo en ese momento. Las vacaciones son un pretexto perfecto para subir una cantidad mayor de imágenes, ya que por lo general tenemos más tiempo libre y vida social que en el resto del año.
Con los primeros rayos del sol veraniego ya podemos ver fotografías de nuestros amigos disfrutando de la playa, de una comida deliciosa o de un atardecer espectacular. Esto hace que pensemos directamente que la persona en cuestión tiene una serie de vivencias únicas que quiere compartir con el resto del mundo para que vean cuán feliz es. Sin embargo, en la mayoría de ocasiones no todo es tan fantástico.
Una gran cantidad de usuarios de Instagram se esfuerzan por mostrar que su verano ha sido especial y único, aunque no haya sido así. No dudan en publicar una fotografía nueva cuando salen con sus amigos, pero no mencionan que el resto del tiempo están solos. Así es como funciona: mostrando sólo los momentos felices y obviando los cotidianos, aburridos o desagradables.
Una vez llegados a este punto, podemos decir que se trata de una manipulación de la realidad en cuanto a la omisión de ciertos acontecimientos. Pero si tenemos en cuenta el uso de filtros, podemos darnos cuenta de que es mayor. Éstos son capaces de dar a las fotografías un toque especial que, a pesar de mostrarnos lo que realmente ocurre, la imagen resultante es mucho más atractiva e idílica de lo que realmente es.
El experimento de Zilla
Zilla van den Born, estudiante y artista holandesa, quiso demostrar que esta manipulación se da realmente. Para ello, utilizó su propia cuenta de Instagram para subir fotografías en las que afirmaba estar recorriendo el sudeste asiático. Para ello, subía imágenes de sí misma en lugares fantásticos junto a personas de distintas culturas. Pero la realidad es que estaba todo el tiempo en su casa de Amsterdam, buscando paisajes embaucadores y manipulando las fotografías con Photoshop.
Con esto consiguió dar una importante lección: Instagram no es un reflejo de la vida real, sino lo que los usuarios muestran lo que quieren llegar a ser aunque no lo consigan.
¿Por qué ocurre?
Como ya se ha deducido, los usuarios aspiran a tener un estilo de vida concreto, pero muchos de ellos no lo consiguen debido a su situación o a circunstancias personales. Esto hace que se infravaloren a sí mismos y utilicen las redes sociales para hacer creer a los demás que son mejores de lo que son, pudiendo así subir su autoestima.
Pero, ¿por qué creemos entonces que esas imágenes son reales? Principalmente se debe a que percibimos las redes sociales como un espacio donde los individuos se muestran tal y como son, pero en realidad son un canal para auto-promocionarnos. Esto hace que no nos demos cuenta de que muchas fotografías son únicamente para subir la autoestima del usuario en cuestión.
Así que, la próxima vez que veas imágenes de este estilo deberías preguntarte si se trata de una persona que está mostrando su auténtica realidad o que, por desgracia, está escondiendo problemas de inseguridad, ansiedad y, en ocasiones, depresión.
¿Qué te ha parecido este artículo? Te recomendamos que también eches un vistazo a cómo tutelar tu privacidad en las redes sociales.