Perros que se parecen a sus dueños: ¿Qué dice la ciencia al respecto?

¿Alguna vez te has preguntado por qué existen perros que se parecen a sus dueños? Son muchas las conjeturas que se tienen al respecto, pero es la ciencia quien ha determinado a qué se debe este parecido tan asombroso, que se da incluso en las mascotas de los famosos.

Perros que se parecen a sus dueños
El parecido que presentan los perros y sus dueños ha provocado una gran curiosidad entre los científicos, especialmente aquellos que se posicionan como amantes de los animales. Es por ello que se han realizado numerosos estudios por todo el mundo y los resultados indican que este parecido no se queda simplemente en lo físico, sino que va más allá. La investigación realizada por un grupo de investigadores de la Universidad de Leicester reunió las historias, personalidad y opiniones de 235 personas, siendo algunas de las preguntas cuál era su raza favorita.
El estudio indicó que las personas buscamos que las mascotas se parezcan lo máximo posible a nosotros para facilitar que la forma de vida de ambos sea compatible. Por ejemplo, las personas obsesionadas con la limpieza solían decantarse por perros que pierden poco pelo y son tranquilos. Con esto lo que se pretende es escoger un perro en el que podamos vernos reflejados a nosotros mismos y, así, estar mucho más compenetrados.
Además, otro estudio de la Universidad de Viena determinó que los perros también están influenciados por las conductas de sus dueños. Esto se debe a la capacidad de imitación que tienen estos animales para adaptarse al medio y asegurar su supervivencia. Es así como las familias acaban humanizando a la mascota y haciendo que llegue a convivir con niños pequeños sin causar ningún problema. No obstante, también es cierto que requiere de mucho entrenamiento y tiempo con sus amos para conseguir una imitación perfecta.
Por otro lado, también es conocido el gran instinto de estas mascotas, ya que son capaces de detectar todo tipo de emociones tanto en sus dueños como extraños. Esto hace que la imitación llegue a niveles superiores, por lo que una persona más activa contagiará el entusiasmo a su perro, mientras que una persona con tendencia depresiva tendrá una mascota mucho más tranquila y sumisa.
Está claro que animales de compañía y personas tenemos un vínculo tan fuerte que hace que nos adaptemos a las necesidades del otro precisamente para poder convivir en armonía.

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