A las comedias románticas navideñas (subgénero específico donde los haya) les pasa como al turrón: vuelven a casa por Navidad. Y luego está Pretty Woman, que vuelve a la tele… cada dos fines de semana.
Love Actually es, sin lugar a duda, la estrella de este subgénero. Su estructura de historias entrelazadas y escenas directas al lagrimal ha sido copiada en infinidad de ocasiones para películas más recientes. Sin embargo, el resultado jamás ha podido equipararse al del titán Love Actually, que podría considerarse la biblia absoluta de las comedias románticas navideñas.
Uno de sus puntos más fuertes es que está plagada de momentos inolvidables. Momentos únicos e icónicos, que casi pueden verse por separado (¿quién no ha pasado alguna fría noche de invierno viendo escenas de Love Actually en YouTube con una taza de chocolate caliente en el regazo?), conforman esta coral película. Hoy os traemos los mejores momentos de Love Actually.
La declaración de Jamie (Colin Firth)
Colin Firth nos demuestra que no existen fronteras en el amor. Para ello, derriba la barrera del lenguaje, declarándose ante su amada en el idioma natal de esta: el italiano. El momento en cuestión consta de dos partes. La primera, en casa de Firth, cuando él le confiesa que el mejor momento del día es cuando la lleva a su casa en coche. Ella, a su vez, le corresponde, haciéndole saber que para ella es el peor, puesto que se ven obligados a separarse. La segunda parte tiene lugar en una librería, donde Firth le pide matrimonio en italiano, frente a una audiencia emocionada.
Mark (Andrew Lincoln) se declara ante Juliet (Keira Knightley)
Cuando eres actor, no sabes por dónde te va a llevar la vida. Y, sobre todo, no sabes por dónde te va a llevar tu agente. Igual estás protagonizando una de las escenas más ñoñas de la historia del cine, pasando cartelitos ante Keira Knightley, que destripando muertos vivientes en una de las mejores series de la historia. Ese es el caso de Andrew Lincoln, que pasó de icono romántico a icono destripazombis. Eso sí que es reinventarse.
Comentemos la escena un segundo. ¿Es posible que estemos ante una de las escenas más erróneamente veneradas de la historia de las comedias románticas? En la escena, el tipo ni siquiera se digna a hablar, a expresar sus sentimientos en voz alta. Recurrir a los cartelitos es toda una estrategia de capu… integral que no sabe expresar sus sentimientos. Y, encima, logra quedar de lujo. El amor es lo que tiene, y el cine también.
Los niños cantan All I want for Christmas is you
El final de esta película es como cortar cebolla. Sí, así es. Da igual que no te guste la canción. Da igual que no hayas disfrutado la película. Da igual que lleves desde el minuto uno deseando que acabe. Cuando Olivia Olson canta All I Want For Christmas Is You, hasta Jason Statham dice que le ha entrado algo en el ojo. Los niños encarnan, sin lugar a dudas, el espíritu navideño. Por eso, hay que ser prudentes con los regalos que les hacemos durante las fiestas. La pillada final a Hugh Grant con su amada sirve para rematar una escena apoteósica. Un glorioso cierre para una de esas películas que marcan una era.
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