El yoga aéreo no necesita de tener una gran técnica para poder realizarlo, basta con algunas nociones básicas
Hay personas que el concepto de yoga, de partida, les gusta, pero necesitan tener una actividad más movida y que no sea tan tranquila como marca el yoga tradicional. No pienses en esta disciplina como la de un saltimbanqui, porque no se trata de descalabrarte la cabeza, o de posturas donde superar los límites de la gravedad y a partir de ahí experimentar la liberación, porque no es así. Pero si que dentro de este método de meditación necesario para muchas personas, las hay que tienen la imponente necesidad de sentirse algo más activas y exigidas, sin olvidar la idea originaria.
Aquí es donde el yoga aéreo, también denominado Aeroyoga, tiene su protagonismo. Para hacernos un encuadre de la situación tenemos que visionar un columpio colgado del techo y fabricado con fuertes telas. Aquí es donde las asanas se realizan aprovechando el poder de la gravedad. No hay que tener ningún tipo de miedo ya que este columpio es capaz de aguantar el peso de hasta 300 kg.
Evidentemente, lo que se busca es tener un componente más físico que complete el nivel de espiritualidad, que lleva de por sí una disciplina con el yoga. Por tanto, este aporte significa que nuestra musculatura lo agradecerá, ya que la pondremos a funcionar gracias a determinados movimientos de que realizaremos aguantando nuestro propio peso.
El yoga aéreo tiene numerosos beneficios
También tiene un efecto inmediato para ganar en movilidad. Sin duda alguna aquí la espalda es la que sale ganando, ya que posibilitará una mejor movilidad de las vértebras. La espalda es una zona que siempre está acuciada por nuestro día a día, ya sea por las posiciones que adoptamos en nuestro trabajo, o por las horas que le podamos dedicar al gimnasio. Así que esta disciplina servirá también para tener esa flexibilidad que necesitamos.
Las variaciones a la hora de realizar el yoga aéreo activan igualmente la circulación de la sangre, y la calma que se debe tener en cada una de las sesiones, aguantando incluso las posturas, nos ayudan a tener una mejor capacidad respiratoria.
No podemos olvidar que realizar yoga en sí, es para alcanzar un menor grado de estrés. Esta es la función principal por la que acudimos a esta disciplina milenaria, por lo cual el objetivo que perseguimos es quitarnos ansiedad y nervios.
Por último, conforme vayan sucediendo, se los meses en los cuales estamos practicando aeroyoga, ganaremos en una mayor destreza, avanzaremos en nuestro nivel, y eso nos permitirá tener un mayor desarrollo de nuestra creatividad.