No es un secreto que la duquesa de Sussex (Meghan Markle para la mayoría de los mortales) es una declarada feminista. Pero declarar tu causa siendo una actriz de Hollywood es «relativamente» más sencillo que ser feminista (y afrodescendiente) al entrar en la familia real británica. Seguramente muchas y muchos se habrán preguntado cómo logrará mantener sus convicciones políticas como mujer feminista y sobrellevar la rigidez que una monarquía supone. Bien, pues Markle no parece que se deje impresionar por los protocolos reales, tanto el actual duque de Sussex (Príncipe Harry) como ella, han hecho verdaderas declaraciones de intenciones en su boda acerca de cómo desean que sea su matrimonio y quién es y será Meghan Markle dentro de la familia real británica.
1. Meghan Markle caminó sola al altar
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La primera gran acción feminista que Markle ha sido objeto de admiración por parte de muchos y muchas. Sí, la vimos caminar sola hacia el altar, desde que bajó del coche nupcial hasta unos pasos antes de que el Príncipe Carlos la acompañara, sin necesidad de que una figura patriarcal la entregase como si fuese de su pertenencia. Meghan Markle es una mujer autónoma, que ha decidido por sí misma casarse con un príncipe y eso quedó reflejado desde el momento en que entró en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. Quizás su intención fue decir al mundo que no estaba viviendo un cuento de hadas, sino un amor libre y consensuado.
2. No se nombraron las frases de obediencia
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Como en su momento hiciera Diana de Gales y Kate Middleton Meghan Markle decidió obviar la tradicional frase de obediencia a la figura masculina en el discurso de los votos matrimoniales. Además, ambos dijeron «I will» en vez de «I do», dando a entender que los compromisos que se adquieren en el matrimonio no son una obligación, sino actos de amor que se realizan en el futuro desde una postura de total libertad.
3. Su madre acudió sola
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Su madre, Doria Ragland, es una mujer divorciada sin pareja, por lo que decidió acudir sola a la ceremonia. ¿Por qué no? Está claro que podía haberle pedido a un primo, hermano o amigo que la acompañara, pero quizás ella prefirió no esconderse como mujer autónoma. Al fin y al cabo, probablemente la madre de Meghan Markle sea su mejor ejemplo a seguir.
Además, antes de la ceremonia, acompañó a Markle en la mitad del trayecto del coche ceremonial. Un acto que también tiene tintes feministas, pues no es común y muestra el lazo que une a esta madre e hija.
4. El coro de gospel fue dirigido por una mujer
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Uno de los momentos más emotivos de la boda y que sorprendieron a los invitados y al mundo entero fue la maravillosa actuación del coro de gospel ‘The Kingdom Choir’ en la ceremonia, procedente del sureste de Inglaterra. Con este acto, Markle aludió a sus raíces afrodescendientes de manera contundente, pues precisamente el gospel nació como forma de resistencia a siglos de esclavitud en Estados Unidos, iniciado con la colonización del Imperio Británico. Pero además, Markle confió en un coro dirigido por una mujer, Karen Gibson, algo que demuestra su fuerte compromiso por el feminismo.
5. Al salir, ambos caminaron a la par
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Bien es conocida esa norma protocolaria en la que el cónyuge que no es heredero debe ir caminando detrás. Sin embargo, al salir de la Iglesia, Meghan Markle y el Príncipe Harry decidieron caminar juntos a la par al bajar las escaleras, como muestra de la clase de matrimonio que pretenden ser. De hecho, en las imágenes se ve muy preocupado al príncipe Harry por coincidir exactamente con los pasos de Meghan Markle. ¡Bien por ellos!
Está claro que aunque la visión de Meghan Markle estuvo muy presente durante toda la ceremonia, las acciones feministas de la boda fueron consensuadas con el príncipe Harry, porque en una boda se casan dos. De hecho, la misma Markle ha declarado que el duque de Sussex también milita en la causa feminista. ¿Es el duque de Sussex uno de esos hombres feministas que se necesitan en estos tiempos? Quizás haya que esperar un poco de tiempo a ver cómo funciona su matrimonio y cómo Meghan consigue desenvolverse en el protocolario mundo monárquico.
Porque, no podemos negarlo, más de una vez hemos visto a fabulosas prometidas entre la realeza europea que en principio parecían mujeres fuertes y autónomas, pero que acabaron convirtiéndose en la ‘esposa de’, siempre caminando ‘detrás de’ y, lo más decepcionante, ‘sin voz’. Todo ello porque el protocolo lo exige… Un protocolo patriarcal que quizás ya es hora de que las monarquías se planteen comenzar a cambiar. Esperemos que Meghan Markle no sea una más de las mujeres que hemos visto desaparecer en el mundo de la realeza europea.
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