Katherine Heigl: De la fama al olvido

El caso de Katherine Heigl es el típico de no saber digerir la fama. A esta actriz todos la conocemos por su paso por la exitosa Anatomía de Grey, pues bien en un ataque de soberbia, y con un Emmy bajo el brazo, en 2010 decidió marcharse de la serie. Pues desde ese día no ha levantado cabeza, apenas ha vuelto a tener trabajo y asegura que ha necesitado la ayuda de especialistas para asimilar la pérdida de fama. Ahora, arrepentida, espera que su móvil vuelva a sonar con ofertas.

La actriz Katherine Heigl ha pasado de ser la chica del momento, ganadora de un Emmy en 2007 por su papel en la exitosa Anatomía de Grey, a la mujer más criticada. Sin ningún éxito en la taquilla desde 2009, ha decido entonar el ‘mea culpa’. «He necesitado terapia”, indicó. Así, ha reconocido que ha pasado por los momentos más bajos de su carrera y de su vida personal y en los que necesitó ayuda profesional. La actriz reconoció que se tomó las críticas de la industria de una forma demasiado personal. «No lo llevé bien. Me sentí como la última mierda», dijo.

También habló de su relación con la creadora de la serie, Shonda Rhimes a la que insulto públicamente. «Fui a Shonda y le dije ‘lo siento’. Eso no estuvo bien y no debería de haber dicho lo que dije”, expresó. Heigl dejó la serie que le dio la fama en 2010 ya con el sambenito de ser una compañera de trabajo difícil, y con el orgullo de saber que seguro que le llamaban de todos los sitios. Pero no fue así. Reconoce que fue un error Por retirarse públicamente de los premios Emmy al año siguiente de su victoria por considerar que el material con el que había trabajado esa temporada en la serie Anatomía de Grey no era merecedor de tal honor.

Heigl ha visto cómo sus ofertas de trabajo han disminuido y su teléfono ha dejado de sonar, un caso que nos recuerda aquí en España al de Paula Vázquez. Su último trabajo televisivo en State of Affairs terminó cancelado su escasa audiencia.

La vida sigue y la intérprete está preparando dos nuevos trabajos cinematográficos, que una vez, reconocidos sus errores, esperamos que vayan mejor.

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