En España las mujeres seguimos cobrando menos que los hombres por el mismo trabajo. A pesar de la legislación que ampara el derecho de las mujeres a salarios iguales que los de los hombres, todavía nos encontramos con una brecha salarial del 23,2% según los últimos datos de UGT con información del Instituto Nacional de Estadística. Es decir, traducido en cifras económicas, las mujeres ganan 6.000 euros menos al año que los hombres por el mismo trabajo y horas laborales. Y los datos, que pertenecen al periodo de tiempo entre 2010 y 2014, no son nada alentadores y muestran que la brecha salarial en nuestro país ha aumentado en estos cuatro años, del 22,5% al 23,2%. Además, los datos que maneja la Unión Europea muestran que estamos 6 puntos por encima de la media de brecha salarial europea, la cual se encuentra en un 16%. Las razones de estos desalentadores datos se ubican principalmente en el machismo social. Hoy te contamos por qué las mujeres ganamos menos, cuáles son los derechos laborales de las mujeres y qué podemos hacer para contribuir a que la brecha salarial se reduzca.
La igualdad salarial está amparada por la ley
En España contamos con regulación acerca de la igualdad salarial y es importante que todas y todos la conozcamos y estemos informados de nuestros derechos:
Razones por las que las mujeres ganamos menos
A pesar de que en España existe una legislación aceptable para que la brecha salarial no fuera un problema social en nuestro país, lo cierto es que aún no conseguimos avanzar en equiparación salarial entre sexos. Es más, los datos nos muestran que los años de crisis han empeorado esta situación. Esto significa que las razones por las que las mujeres ganamos menos se ubican principalmente en el ámbito social. Te contamos cuáles son las principales razones de la brecha salarial.
A pesar de que hemos avanzado un poco, todavía se establece socialmente a las mujeres como las responsables casi absolutas del cuidado de la familia y el hogar. Esto se traduce en una difícil conciliación de la vida laboral y familiar para las mujeres, un ámbito en el que existe poca regulación. Debido a las dificultades que las mujeres encuentran a este respecto, en muchas ocasiones son ellas las que ocupan por completo los permisos de maternidad y lactancia y se acogen frecuentemente a los derechos de reducción de jornada para el cuidado de sus hijos. En muchas ocasiones, deciden ocupar trabajos en sectores que les permita conciliar el ámbito familiar, debido a que sus sectores profesionales no lo permiten. Esto suele apartarlas del mercado laboral, afectando gravemente su carrera profesional.
Los trabajos a los que las mujeres acceden se suelen ubicar en sectores menos remunerados, como el sector de la educación, la limpieza o los servicios. Este hecho se debe al establecimiento tradicional de sus funciones en el sistema patriarcal que generalmente se ubican dentro del ámbito de los cuidados. Es importante explicar que las condiciones laborales de mujeres y hombres dependen ampliamente del sector en el que desempeñan su trabajo.
Además, socialmente el trabajo de las mujeres es infravalorado, por lo que los trabajos que generalmente ocupan las mujeres suelen ser los peor pagados. Por ejemplo, los trabajos que requieren fuerza y suelen ser ocupados por los hombres son mucho más valorados incluso en el mismo sector: un puesto de cajera en un supermercado es peor pagado que el de un hombre que trabaja en el almacén del supermercado.
Relacionado con el punto anterior, las mujeres tenemos escasa presencia y acceso a puestos de dirección y alto nivel, que tienen que ver con funciones de liderazgo y gestión, lo que evidentemente determina que las retribuciones que adquieren las mujeres sean más bajas que las de los hombres. Además, incluso en los casos en que las mujeres consiguen puestos directivos, estos son peores pagados que los mismos puestos directivos desempeñados por hombres.
Datos de la Unión Europea confirman que en 2013 las mujeres constituyeron sólo el 17,8% de los miembros de juntas directivas de las mayores empresas que cotizan en bolsa en la UE, y ocuparon nada más que el 4,5% de los puestos directivos de dichas juntas. Aún es mucho más bajo la proporción de mujeres en el cargo de consejero delegado, que apenas alcanzó un 2,8%.
¿Qué podemos hacer para reducir la brecha salarial?
En ocasiones parecen desalentadores los datos, cifras que las mujeres aprendemos a aceptar en nuestras carreras profesionales. Tal vez no podamos cambiar nuestra situación laboral de un plumazo, de hecho, según el Foro Económico Mundial, la igualdad salarial no acabará hasta el año 2186, pero sí podemos luchar desde nuestro día a día contra esta situación de discriminación:
Para concienciar sobre los problemas que acarrean la brecha salarial al conjunto de la sociedad y a las mujeres, la Unión Europea declaró el Día de la Igualdad Salarial, celebrado el 22 de febrero.
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