Sea cual sea la especie que elijas para empezar a cultivar bonsáis, debes saber que hay una serie de cuidados básicos que todos ellos requieren. Debes prestar mucha atención a la forma en la que el arbolito reacciona ante tus cuidados e ir adaptándolos según responda a ellos. Con estas pistas te resultará mucho más fácil que luzcan frondosos durante más tiempo (Tanto como estos, los bonsáis más viejos del mundo).
Dónde ponerlo
Solo algunas especies son aptas para ponerlas en el interior, pero en general, al igual que sucede con sus hermanos mayores, los bonsáis deben estar al aire libre. Por tanto, son perfectos para ponerlos en terrazas y jardines. Si quieres disfrutar de él unos días dentro de casa o vienen visitas y quieres presumir de tus logros, podrás ponerlo dentro pero solo durante dos o tres días. Y recuerda, tiene que estar alejado de las fuentes de calor y cerca de una ventana donde reciba suficiente luz solar y le entre algo de aire.
Frecuencia de riego adecuada
Tienes que permanecer atenta y no dejar nunca que la tierra se seque por completo. También tienes que pulverizar sus hojas con agua, preferiblemente tibia, para que estén limpias y puedan realizar la fotosíntesis adecuadamente. Les encanta la lluvia así que no dudes en dejar que se moje cuando llueva. Durante el otoño y la primavera deberás regarlo todas las mañanas y en verano por la mañana y por la noche. Durante las olas de calor puede ser preciso regarlo hasta tres veces al día.
En cambio, en los meses de más frío será necesario espaciar los riegos mucho más. En el caso de los bonsáis de hoja caduca deberás regarlos cada tres días, mientras que si es de hoja perenne, tendrás que hacerlo en días alternos.
Cuidados de las ramas y las hojas
Tratándose de árboles de pequeño tamaño, la poda es fundamental. Con ella conseguirás que la copa mantenga su forma y que la luz llegue por igual a todas sus hojas. Debes cortar los brotes de las ramas nuevas cuando tengan más de 5 o 6 en cada una. Tendrás que reducirlos a la mitad. Además, deberás pinzar los brotes nuevos para evitar que el follaje adquiera formas extrañas.
El abono
Es una cuestión importante porque habitualmente se colocan en macetas pequeñas en las que no hay suficiente tierra. Para solventar este problema, es muy conveniente añadir un poco de fertilizante al recipiente. El que uses en primavera y los primeros meses de verano deberá un contenido alto de nitrógeno. Y en los últimos meses de la estación y durante el otoño, mejor que el contenido de nitrógeno sea bajo y el de fósforo y potasio más elevado.
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