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Cierto es que perros y gatos tienden a no entenderse, o al menos, nuestra primera impresión es que uno saldrá corriendo detrás del otro. Sin embargo, las cosas cambian, y mucho, cuando las mascotas comparten espacio y, sobre todo, cuando crecen juntas desde cachorros. ¿Es posible la convivencia entre perros y gatos? La respuesta es que sí, todo es cuestión de tener un poco de paciencia y de adoptar algunos sencillos trucos. [/multipage]
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1. Primer encuentro, habitaciones separadas y rutas de escape
En los primeros encuentros, lo mejor es tener al gato cogido y al perro, sin soltar la correa, dejar que se vayan olfateando y reconociendo. Es bueno que cada uno tenga su espacio y, si al salir de casa, dejarles separados, al menos las primeras veces, y libres las rutas de escape para el gato en caso de problemas. [/multipage]
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2. Espacio, comida y muestras de afecto
Lo mejor es que coman por separado, ya que ambos tienen necesidades diferentes. La caja de arena del gato debe quedar en un espacio que no sea accesible para el perro. En cuanto a la actitud del dueño , hay que tener las mismas muestras de afecto hacia ambas para evitar los celos. [/multipage]
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3. Reproches, juegos y comportamientos
Con la llegada de la nueva mascota, el perro puede tener a marcar las esquinas con su orina. Es puro instinto, por lo que hay que reprochárselo pero sin exagerar. En cuanto a los juegos, hay que prestar la misma atención a los dos, para evitar enfrentamientos. Mantén siempre una actitud tranquila y relajada. [/multipage]