[galleria id=»19813″]Vivimos rodeados de sustancias peligrosas, y algunas están más cerca de lo que parecen. Algunas de ellas son químicas como el Bisfenol A o naturales como la cicuta. Descubre como reconocerla y evita sustos en parques y jardines.
¿Qué es la cicuta?
La cicuta es una de las plantas más venenosas del planeta. Aun así a lo largo de la historia se ha utilizado como ingrediente fitoterapeutico para paliar la rabia, la tisis y contra el tétanos. Actualmente, dado su alta toxicidad su uso está muy desaconsejado.
Toxicidad
Los efectos que causan la ingesta de cicuta son de lo más variados. Puede provocar desde vértigos, hasta convulsiones pasando por alucinaciones o distorsión de la realidad. Se dice, de hecho, que las brujas medievales la usaban por vía cutánea en forma de cataplasmas y esa sensación de vuelo que les provocaba es por lo que siempre se ha ligado el vuelo en escoba a estas hechiceras.
A pesar de su toxicidad, la cicuta es más común de lo que parece y nace en muchos caminos y jardines. Es fétida y mide de uno a tres metros. Puede confundirse con la planta del hinojo o el perejil que si son comestibles al igual que muchas otras, provocando en muchas ocasiones despistes y confusiones. Para distinguirla de estas otras plantas lo que hay que mirar es su tallo, el cual presenta pequeñas manchas rojas.
De toda la planta la parte más venenosa es la semilla, un solo grano es suficiente para matar a una persona, mientras que sus hojas son más ‘suaves’ siendo necesario 10 gramos para una intoxicación. La sustancia de la cicuta que provoca tales desenlaces es la coniina, un alcaloide venenoso, que a parte de dar ese característico olor a la planta es la responsable que al ingerirse se bloquee el sistema nervioso central, ya que es un potente neurotóxico.
Presta atención cuando veas esta planta y recuerda que también hay otras ornamentales potentemente tóxicas