¿Te imaginas un mundo donde la igualdad de género fuera real? La lucha por mejorar las condiciones de todo el mundo no sólo tiene un impacto en las mujeres, sino en la sociedad en general. Cerrar la brecha de género tendría un impacto positivo y enorme en la economía mundial, así como en el desarrollo social. Te contamos cuáles serían los principales beneficios de la igualdad de género, para que no olvides las razones de seguir luchando por un mundo más justo.
Según un estudio del McKinsey Global Insitute, mejorar la brecha de género entre hombres y mujeres en el ámbito laboral significaría un aumento directo del 26% del PIB mundial. De hecho, aseguran que impulsar la igualdad de la mujer podría añadir 12 trillones de dólares al crecimiento global en 2025. Imagínate lo que lograríamos si la brecha de género se cerrara completamente.
El último Informe Global de la Brecha de Género 2017 aseguraba que las últimas estimaciones sugieren que la paridad económica de género podría agregar un aumento de 240 billones de dólares al PIB de Reino Unido, 1201 billones de dólares al PIB estadounidense, incremento de 526 billones al PIB de Japón o 285 billones de dólares al PIB alemán. En el caso del gigante chino, el aumento del PIB podría ser espectacular si se cerrara la brecha de género antes del 2020: supondría un incremento de 2,5 trillones de dólares en el PIB anual.
También las naciones menos desarrolladas podrían ver un cambio económico muy favorable si invirtieran recursos para cerrar la brecha de género. De hecho, el Foro Económico Mundial ha declarado que se estima que las regiones del Este de Asia y el Pacífico pierden al año entre 42 y 47 billones debido al acceso limitado a las mujeres a oportunidades de empleo.
Según el Foro Económico Mundial «apostar por el talento femenino no se trata únicamente de una cuestión moral, sino de una oportunidad para impulsar el beneficio de la sociedad». Reduciendo la brecha de género, las naciones podrían aprovechar y desarrollar el talento existente de forma mucho más eficaz, ya que las mujeres suponen la mitad del planeta.
Según el Informe Global de la Brecha de Género 2017, «el talento femenino sigue siendo uno de los recursos comerciales menos utilizados, o malgastado por falta de progresión o sin explotar desde el inicio». Así, la mejora de la igualdad entre hombres y mujeres desbloquearía una oportunidad de crecimiento y competitividad necesaria en la economía mundial actual.
Las estimaciones del reporte “Getting to Equal 2018”, de Accenture, consideran que lograr la igualdad plena de género aumentaría el salario de las mujeres un 52%. Esto impactaría directamente en la mejora del bienestar de las familias, así como en el aumento del consumo y mejora de la economía global.
Según el Foro Económico Mundial la mejora del consumo que provocaría el fin de la brecha de género conduciría a la creación de ‘una nueva clase media en los mercados emergentes’ en donde las prioridades de gasto de las mujeres conducirían a un aumento de las tasas de ahorro en los hogares y cambios positivos en los patrones de gasto que afectarían a sectores como la alimentación, la sanidad, la educación, la puericultura, el sector textil, bienes de consumo durables y servicios financieros. En total se prevee un aumento de un tercio del consumo, a la vez que aumentaría el ahorro.
Está demostrado que la reducción de la brecha de género en el ámbito de la educación y la salud disminuye las tasas de mortalidad infantil y de mortalidad materna, por lo que se podría lograr una mejora sustancial de las condiciones sociales, además de que el gasto público y de sanidad se reduciría notablemente en estos ámbitos.
Además, el Banco Mundial ha comprobado que si los países en desarrollo invirtieran en la educación de las niñas al mismo nivel que los niños, se provocaría un aumento del PIB de los países entre el 54% y el 68% de por vida, el equivalente a tasas anuales de crecimiento del PIB de 1,5% aproximadamente.
Y hablando del gasto público, se estima que a mayor paridad de género, menor gasto. Según los datos, países mayor desarrollo económico como Estados Unidos, se podría ahorrar 7 dólares por cada contribuyente en la inversión en planificación familiar. El ahorro podría ser mucho mayor en países en vías de desarrollo (en Jordania se ahorraría 16 dólares por contribuyente).
Aunque los datos económicos suelen ser motivos de peso para continuar luchando, la realidad es que la igualdad entre hombres y mujeres contribuiría a un beneficio social ineludible: la seguridad de las mujeres.
Los asesinatos por motivos de género (feminicidios) se reducirían drásticamente, así como cualquiera de los tipos de violencia de género. Menos maltratos en los hogares, menos acoso sexual en la calle y en entornos laborales, menos tráfico de mujeres, niñas y niños, menos violaciones… Una sociedad segura tanto para hombres como para mujeres, donde salir a la calle o tomar un taxi no implicara miedo para las mujeres.
Y si queremos verlo en términos económicos, el hecho de crear una sociedad más segura implicaría mejoras económicas. Según el Foro Económico Mundial una acción como «proveer protección jurídica contra el acoso sexual crea un entorno en el cual las mujeres tienen más probabilidades de ser activas económica y financieramente».
Se ha comprobado que los procesos de paz en los que influyen una mayor cantidad de mujeres son mucho más sostenibles, duraderos y eficaces. Diferentes estudios indican que el aumento de proporción de las mujeres en los acuerdos de paz los convierten en un 64% menos propensos a fracasar y en un 35% más probables de durar más de 15 años.
Imagínate una sociedad en la que las niñas y los niños vieran cómo el mundo se conforma sin desigualdades de género. Vivirían, experimentarían y crecerían con padres y madres que se ocuparían de su educación y bienestar al mismo nivel de responsabilidad, lo que implicaría una mejor salud emocional. La «ausencia paterna» uno de los grandes males del siglo XX, quedaría en un recuerdo del pasado y las personas podrían disfrutar de las ventajas de ser cuidadas y amadas por todos los miembros de su familia (padres y/o madres en función de la estructura familiar).
Además, el hecho de no sufrir opresiones de género que afectan fundamentalmente a las mujeres, pero que también pueden constituir opresiones hacia los hombres, fomentaría sociedades más felices y plenas.
El desarrollo moral se enfocaría principalmente en los derechos de todos los seres humanos, independientemente de su género, así como de otros aspectos que se interseccionan directamente con el género, como la raza, la opción sexual, la religión o la discapacidad.
Como ves, luchar por una sociedad más justa para las mujeres merece la pena.
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