Si guardas en tu zapatero un par de tacones que nunca te pones porque te resultan incómodos, estos trucos caseros te encantarán.
Todo el mundo guarda en su armario un par de zapatos casi a estrenar que no puede ponerse porque le aprietan demasiado o le hacen daño. A la hora de elegir el calzado perfecto influyen muchos factores: comodidad, tamaño, diseño. Sin embargo, a veces sucumbimos a las nuevas tendencias y compramos por impulso olvidando estos detalles importantes. Esto hace que experimentemos dolores y heridas en los pies que nos impiden volver a ponérnoslo. Por suerte existen trucos caseros que pueden ayudarnos a amoldarlos a nuestros pies e incluso alterar su tamaña o forma.
Para todos los problemas del día a día hay un truco casero específico inculcado por nuestros abuelos. En el caso de los zapatos existen varios: aplicar calor para estirar botas, zapatillas y otros calzados; frío para agrandar la parte delantera del zapato, etc. No obstante, todo depende del tipo de calzado y del material del que estén fabricados. Para orientarte, querido lector, te enseñamos varias formas de conseguir que tus tacones sean más cómodos, según el tamaño, forma o material.
Tres trucos para que tus tacones sean más cómodos con solo ingredientes de cocina
Uno de los trucos más populares es aplicar calor con el secador para ensancharlos. Seguramente alguna vez lo has escuchado o incluso probado y es que es tan simple como colocarte los tacones con un calcetín grueso y acercar el secador a los pies. Con el calor que desprende este aparato conseguirás amoldar el material de tus tacones a tus pies y de esta forma te apretarán menos. Este truco es bastante efectivo en cazados de cuero o gamuza, sin embargo no es el más recomendado si tus tacones son delicados.
Otra forma bastante efectiva de agrandar tus zapatos es usando el «truquito del congelador». Consiste en colocar una bolsa con agua dentro del calzado, en la parte de la puntera, y meterlo en el congelador durante 12 horas. De esta forma al congelarse el material se expandirá. Este truco es bastante recomendable para zapatillas y tacones de piel.
Por último, existe una forma menos arriesgada y más efectiva que las anteriores. Solo necesitas un alimento muy utilizado en la gastronomía española, la patata. Este truco es efectivo para todo tipo de zapatos y especialmente para tacones. Para probarlo solo tienes que lavar y pelar una patata y dejarla secar durante unas horas. Después tienes que introducir este tubérculo en la punta de tus tacones y dejarlo actuar durante 10 o 12 horas. Pasado este tiempo notarás como la parte delantera de tus tacones se ha extendido, convirtiéndose en un calzado mucho más cómodo.