Los niños son las víctimas más débiles de la violencia machista, una auténtica lacra social tal y como constatan las cifras. Víctimas directas o indirectas que sufren las consecuencias de la violencia de género, con secuelas físicas y emocionales que no siempre son visibles a primera vista. Tal y como subrayan los expertos, cuando se habla de violencia machista, no solo la mujer es víctima, también los niños y niñas, cuya exposición a este tipo de violencia genera un impacto negativo en su bienestar y desarrollo.
Detrás de las cifras de violencia machista hay realidades donde la mujer, y los hijos, están expuestos a situaciones de opresión, control y abuso de poder. Naciones Unidas define la violencia ejercida contra los niños como “el uso deliberado de la fuerza o el poder, real o en forma de amenaza, que tenga como resultado lesiones, daño psicológico, un desarrollo deficiente, privaciones o incluso la muerte”. Diversos estudios realizados por la organización no gubernamental Save The Children han constatado que la violencia ejercida sobre las mujeres en el ámbito doméstico afecta a los hijos menores; es decir, es otra forma de maltrato infantil y los hijos de las mujeres maltratadas son víctimas de la violencia machista, ya sea psicológica o física.
Hijos e hijas víctimas de violencia de género
Alrededor de 40 niños pierden cada año a su madre como consecuencia de la violencia machista en nuestro país, según los datos recogidos en el informe realizado por la Fundación Mujeres y el Fondo de Becas Fiscal Soledad Cazorla sobre la que define como la realidad oculta de los niños huérfanos de la violencia de género.
Consecuencias de la violencia de género en los hijos
Las consecuencias de la violencia de género en los hijos son innegables, independientemente de la edad de los niños del núcleo familiar. La exposición a la violencia machista genera efectos negativos en la infancia:
- Problemas físicos: Retraso en el crecimiento, retraso de las habilidades motoras, alteraciones en el sueño y alimentación.
- Alteraciones emocionales: Ansiedad, depresión, baja autoestima, ira, trastorno de estrés postraumático.
- Alteraciones cognitivas: Retraso en el lenguaje, menor rendimiento escolar.
- Alteraciones de conducta: Agresividad, déficit de atención-hiperactividad, déficits en habilidades sociales, hábitos tóxico dependientes, episodios delictivos, déficit de empatía.
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