Las pesadillas, los terrores nocturnos o el sonambulismo son trastornos del sueño infantil comunes y que se conocen como parasomnias, trastornos o desórdenes que se producen de forma recurrente durante el sueño. En la mayoría de los casos son de carácter leve y desaparecen cuando el niño crece, aunque no esto no significa que haya que subestimar las causas que están detrás de estos trastornos del sueño.
En los niños, sobre todo hasta los 2-3 años, suelen ser frecuentes los problemas para conciliar el sueño debido a causas físicas, como cólicos, reflujo gastroesofágico o intolerancia a la lactosa, entre otros motivos, como señalan desde la Asociación Española de Pediatría, siendo en esta etapa también frecuente que los problemas de sueño sean debidos a la conducta aprendida de conciliar el sueño, como quedarse dormido en los brazos de la madre. Esto provoca que tengan dificultades para conciliar solos el sueño, sobre todo al despertarse por la noche.
Las parasomnias pueden aparecer desde edades tempranas, siendo los terrores nocturnos, el sonambulismo, las pesadillas y los despertares confusos las más comunes. Cada uno de ellos tiene sus particularidades, pero todos comparten el influir en la calidad y cantidad del sueño del niño.
Las pesadillas infantiles son normales, pero cuando producen repetidos despertares durante la noche y repercuten en el sueño conviene consultar con el pediatra. Las pesadillas se producen en la fase REM, generalmente en la segunda mitad de la noche, y tienden a ser más frecuentes en caso de fatiga, estrés infantil o cambio en el lugar del sueño. Al despertar, los niños sí suelen recordar las pesadillas, generalmente relacionadas con animales que le atacan o conflictos con otros niños.
Los terrores nocturnos son otro tipo de parasomnia que se produce durante la primera mitad de la noche, y pueden durar entre uno y 10 minutos. Los terrores nocturnos pueden causar llanto del bebé, confusión, sudor frío y miedo para volver a conciliar el sueño. Suelen aparecer entre los 3-6 años y desaparecen al llegar a la adolescencia. La falta de sueño o los episodios de fiebre pueden aumentar su aparición.
El sonambulismo en niños se caracteriza por episodios en los que se levanta de la cama e inicia una actividad motor estando dormido. Es un tipo de parasomnia que suele aparecer entre los 4 y los 6 años, pudiendo mantenerse hasta la adolescencia. Episodios que duran entre unos minutos o media hora, y sucede en las tres primeras horas del sueño. Durante este tiempo puede simplemente sentarse dormido en la cama o levantarse para ir a lavarse las manos, comer, bajar las escaleras o incluso abrir la puerta y salir a la calle. Es difícil despertarle y cuando cesa el episodio el niño se vuelve a dormir plácidamente. Es raro que el niño recuerde lo que pasó al día siguiente.
La somniloquia o hablar en voz alta durante el sueño es un trastorno del sueño común en los niños, y que no conlleva ningún riesgo, salvo el de despertar a sus hermanos si comparte habitación. Suelen ser palabras aisladas, frases cortas, o sonidos como risa o llanto, y que no recordará al despertar.
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