La tendencia al sobrepeso va en aumento, y los más pequeños son los más vulnerables. Los malos hábitos, como el sedentarismo, el picoteo o una dieta desequilibrada, tienen la culpa. ¿Cómo distinguir el sobrepeso y la obesidad en los niños?
El aumento del ocio pasivo (consolas, internet, televisión…) y una dieta de valor calórico superior a las necesidades del niño son dos de los principales desencadenantes de los problemas de sobrepeso y obesidad. Para invertir las cifras actuales de sobrepeso y obesidad -uno de cada dos niños de entre 6 y 9 años tiene exceso de peso, según datos del estudio Aladino- hay que revertir estos malos hábitos. La prevención es esencial y, en ella se incluyen la práctica regular de ejercicio físico y una alimentación equilibrada. No hay alimentos buenos o malos, sino dietas más o menos adecuadas.
¿Cómo distinguir entre sobrepeso y obesidad? En líneas generales, la obesidad se puede definir como el exceso de grasa corporal. En términos médico, la cantidad de grasa no debe superar el 19% de la masa corporal en el caso de los hombres, y el 22% en el de las mujeres. Por encima de estos valores, estaríamos hablando de obesidad. Los límites entre el sobrepeso y la obesidad son muy finos, casi difusos, y de hecho se llegan incluso a utilizar como sinónimos. El sobrepeso puede considerarse la antesala de la obesidad, la cual puede ser mucho más grave.
En el caso de la obesidad, podemos hablar de obesidad exógena, provocada por factores externos, como desnutrición o malnutrición; obesidad endógena, causada por anormalidades en el funcionamiento fisiológico; y obesidad psicógena, cuando detrás del aumento de grasa corporal y de exceso de apetito hay un trastorno psíquico.
Una de las formas más utilizadas para determinar si hay un problema de sobrepeso u obesidad es recurrir al índice de masa corporal (IMC), dividido en cuatro grados:
- Grado 0 (IMC <25): ausencia de la obesidad
- Grado 1 (IMC 25-29) con sobrepeso
- Grado 2 (IMC 30-40): obesidad
- Grado 3 (IMC> 40): obesidad severa
El IMC es un valor indicativo, si bien es importante encontrar la causa que está detrás del problema de peso para aplicar la solución más adecuada. En algunos casos, es tan sencillo como modificar los hábitos alimenticios para recuperar el equilibrio.
Consejos para prevenir la obesidad en niños Las recomendaciones de los expertos son claras:
- Inculcar buenos hábitos alimenticios: incluir en la dieta frutas, verduras, legumbres, pescado, frente a grasas industriales, chucherías y bollería. Combina texturas, colores y sabores para presentarlos de forma divertida y que los platos sean mejor recibidos.
- Empieza el día con un buen desayuno: zumo de naranja o una pieza de fruta, leche y cereales, tostadas con aceite de oliva…
- Enseñarles a comer de todo: A los niños, desde muy pequeños, hay que enseñarles a seguir una dieta variada y equilibrada, para evitar carencias nutricionales.
- Poner veto a los caprichos: la fruta natural jamás debe ser sustituida por una chuchería, aunque no hay problemas en que tomen dulces de vez en cuando si tienen una alimentación variada y equilibrada.
- Evitar el sedentarismo: dosificar las horas de televisión, ordenador y consola y favoreciendo actividades físicas que les gusten.
- Predicar con el ejemplo: Si la madre o el padre son obesos, el riesgo de que también el hijo lo sean aumenta hasta un 90%.
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