Consentir a nuestros hijos y darles todo lo que quieren no pueden traer otra cosa que malas consecuencias para su educación y su desarrollo emocional. Una de ellas es el síndrome del niño rico. Te contamos los síntomas, causas y consejos de este desorden.
¿Qué es el síndrome del niño rico?
La ricopatía o síndrome del niño rico es un desorden psicológico que se produce cuando un niño recibe todo cuanto pide, es decir, cuando tiene todo lo que quiere en exceso. También se da cuando los padres los apuntan a demasiadas actividades extraescolares para hacerle sentir que es el mejor. Aunque por el nombre pueda parecer que se refiere únicamente a niños de familias adineradas, puede darse en cualquier familia independientemente del nivel económico que posea.
Síntomas del síndrome del niño rico
A pesar de que el niño tiene cientos de juguetes con los que entretenerse, suele sentirse extremadamente aburrido. De hecho, cada vez que recibe uno nuevo sólo es capaz de divertirse durante un par de días o, incluso, durante unas horas.
El cuerpo puede expresar el estrés de muchas formas. Generalmente viene dado en forma de ansiedad, rebeldía, agresividad o desinterés, aunque también puede sufrir molestias físicas, como pueden ser dolores de cabeza o problemas estomacales. El origen de este malestar es, precisamente, la presión que les supone el estricto horario semanal cargado de actividades en las que el niño debe ser siempre el mejor, aumentando el nivel de frustración en caso de que no sea así.
Como consecuencia del estrés, tu hijo puede adquirir una muy baja tolerancia a la frustración, lo que le impedirá alcanzar muchas de las metas que se fije. Además, también es probable que desarrolle problemas de depresión al sentir un vacío interno o alguna fobia infantil.
La baja tolerancia a la frustración y el hecho de que se lo consientan todo hará que el niño sienta mucha pereza para realizar cualquier actividad. Es precisamente por este desánimo a la hora de ejecutar algo que tenga que hacer es lo que aumentará el estrés, convirtiéndose en un círculo vicioso.
Los niños malcriados se detectan con facilidad, y es que generalmente suelen tener rabietas en público para conseguir lo que quieren. Si tu hijo suele tenerlas muy a menudo, sentimos decirte que probablemente lo sea.
Consejos
Manejar la frustración es imprescindible para el correcto desarrollo emocional, por lo que deberás ponerle límites. Puede que algunas personas piensen que esto hará infelices a sus hijos, pero todo lo contrario: aprenderán que no pueden tenerlo todo y que hay que compartir con quienes no tienen tanto como nosotros.
A veces damos a nuestros hijos tantos regalos que acaban perdiendo su valor, especialmente en casos de parejas divorciadas, ya que pensamos que con ello cubrimos nuestra ausencia en la vida diaria. Para solucionarlo, lo mejor es eliminar todos los regalos esporádicos y seguir la regla de los 4 regalos, la cual va a ser un apoyo fundamental para evitar este síndrome sin dejar a un lado la ilusión que supone recibir regalos en fechas importantes. Además, te recomendamos que sustituyas algunos regalos materiales por otros que no son juguetes y que le gustarán mucho más.
Los niños no son conscientes de los grandes esfuerzos que realizamos para conseguir todo lo que ellos quieren, así que hacérselo ver es fundamental para que entiendan el auténtico valor que tiene un regalo. Para ello, involúcralo en actividades como limpiar la casa o ir a comprar para que se dé cuenta de que lo que uno quiere no cae del cielo por arte de magia.
Dentro de la sobreprotección infantil entran en juego el regalar en exceso y solucionar todos los problemas que puedan surgirle. Esto no hará más que aumentar su nivel de frustración, por lo que te recomendamos que te relajes y dejes que se enfrente por sí mismo a la vida real.
Como ya hemos visto, muchas madres apuntamos a nuestro hijo a demasiadas actividades extraescolares, muchas veces para engrandecernos nosotras mismas al ver que nuestro pequeño hace las cosas mejor que los demás. No obstante, esto le hace entender que tiene que ser el mejor en absolutamente todo, cuando eso no es así. De hecho, un niño no tiene que ser perfecto, sino feliz.
Si sospechas que tu hijo tiene el síndrome del niño rico y no sabes cómo solucionar su conducta, lo mejor es que acudas a un psicólogo especializado que pueda ayudarte, ya que ellos cuentan con las técnicas y los conocimientos necesarios para enfrentarse a este tipo de problemas. ¡Verás cómo todo mejora en poco tiempo!
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