En los últimos años, la adicción a los videojuegos entre los jóvenes ha aumentado, y la OMS ya lo considera una enfermedad mental.
Personas de todas las edades juegan habitualmente a videojuegos, pero hay que tener mucho cuidado porque puede llegar a convertirse en una adicción. Es conveniente vigilar, sobre todo, a niños y adolescentes, ya que, desde 2021, los casos se han disparado, tal y como señalan desde la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Comportamentales.
Además, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la adicción a los videojuegos, también conocida como adicción al juego online (IGD por sus siglas en inglés), se considera una enfermedad mental desde febrero de 2022. No es nada fácil de detectar, pero hay unas señales que pueden ayudar a reconocerla.
Síntomas de la adicción a los videojuegos
Para hablar de trastorno por uso continuo de videojuegos, este debe ser evidente durante al menos 12 meses, con una dedicación de 8 horas al día, tal y como señala el último informe emitido por el Ministerio de Sanidad. En cuanto a las señales, una de las más evidentes es la alternación del sueño a consecuencia del uso continuado de los videojuegos. Si tu hijo duerme demasiado o más bien poco, y encima llega ansioso a la hora de comer y no se alimenta de forma correcta, con prisas para terminar y marcharse a su habitación, es posible que sufra este trastorno.
Asimismo, puede volverse una persona mucho más sedentaria, lo que le hará descuidar su higiene personal. Por otra parte, es muy probable que empeore su rendimiento académico, porque dedicará más tiempo a los videojuegos que a los libros. Y, finalmente, su actitud puede cambiar, volviéndose más irritable y, en algunos casos, violento.
Los factores que hacen que aumente el riesgo de desarrollar dependencia a los videojuegos suelen estar ligados con problemas personales como sensación de soledad, baja autoestima, sensación de inseguridad y timidez. Con la ayuda de los padres y de la familia, se podrá controlar la adicción a los videojuegos. También se puede recurrir a terapias psicológicas; aunque, en casos extremos, se ha descubierto que la estimulación cerebral no invasiva es mucho más efectiva.
Esta adicción puede llegar a convertirse en un problema muy grave porque puede afectar a la calidad de vida de quienes la sufren. Las personas se vuelven agresivas y solitarias, y, por ello, es ideal llevar un control exhaustivo para evitar males mayores y acudir cuanto antes a un especialista para que pueda ayudar de manera inmediata.