¿Hay que vacunar a los niños? La respuesta es sí, tal y como subraya la Organización Mundial de la Salud (OMS) que alerta del riesgo de no hacerlo. De hecho, la OMS aporta un dato contundente: si se vacunara a todos los niños del mundo, se salvarían anualmente 1,5 millones de pequeñas vidas que ahora, sin embargo, fallecen por enfermedades que se pueden prevenir y evitar con una vacuna. Mientras en los países más pobres y menos desarrollados la falta de recursos hace imposible el acceso a las vacunas (se estima que 18,7 millones de lactantes de todo el mundo aún no reciben las vacunas básicas), en los países occidentales se han extendido en los últimos años las campañas antivacunas que han generado la desconfianza y las dudas de muchos padres.
Las vacunas son un método preventivo seguro y eficaz. Las vacunas ayudan a salvar vidas, las mismas que, en países como el nuestro, han hecho que enfermedades como el sarampión, por ejemplo, se presenten en casos muy excepcionales. La inmunización, tal y como subraya la OMS, previene enfermedades, discapacidades y defunciones por enfermedades prevenibles mediante vacunación, tales como el cáncer cervical, la difteria, la hepatitis B, el sarampión, la paroditis, la tos ferina, la neumonía, la poliomielitis, las enfermedades diarreicas por rotavirus, la rubéola y el tétanos.
En cualquier caso, como padres, si nos hacemos la pregunta de si conviene vacunar a los niños, antes de tomar cualquier decisión hay que informarse bien y evaluar de forma inteligente y serna los pros y los contras de la vacunación. No vacunar a los niños aumenta las probabilidades de contraer enfermedades fácilmente prevenibles, corriendo incluso el riesgo de ser letal cuando no se está vacunado.
¿Tienen efectos secundarios las vacunas? Tal y como subrayan desde la OMS, la mayoría de las reacciones de las vacunas son leves y temporales, por ejemplo, un brazo dolorido o unas décimas de fiebre. Los trastornos de salud graves, que son extremadamente raros, son objeto de investigación. Hay más probabilidades de padecer un trastorno grave por una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna. Así, por ejemplo y como señalan los expertos, la poliomielitis puede causar parálisis; el sarampión, encefalitis o ceguera, y algunas enfermedades prevenibles mediante vacunación pueden ser incluso mortales.
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