Su manifestación más característica es la regurgitación de una pequeña o gran cantidad de leche después de comer. El reflujo gástrico es muy común en los bebés, siendo en la mayoría de los casos un trastorno transitorio que tiende a desaparecer a lo largo del primer año de vida. No obstante, para disipar dudas, sobre todo entre los padres primerizos, conviene saber en qué consiste el reflujo y cuáles son sus síntomas más característicos. Para ello, debemos consultar al pediatra, el cual además determinará el tipo de reflujo (más o menos leve), especialmente en el caso de que este trastorno se mantengan en el tiempo.
Reflujo en el recién nacido: ¿Qué es? La enfermedad del reflujo gastroesofágico en bebés se puede definir como la regurgitación ácida del alimento ingerido que ya está en el estómago. Hablamos, por supuesto, de la leche mezclada con saliva y jugos gástricos. Se produce por razones fisiológicas, y es que durante los primeros meses de vida todavía no se ha producido la maduración o desarrollo completo del sistema digestivo. En la mayoría de los casos, según datos médicos, se trata de un trastorno leve y que desaparece entre los 12 y 24 meses. Sin embargo, sí hay un porcentaje de casos en los que la duración de este trastorno va mas allá de los 4 años de edad del niño.
Reflujo en el recién nacido: Síntomas Los síntomas más comunes del reflujo en bebés son la regurgitación y la predisposición a las arcadas y vómitos. El reflujo puede ser fisiológico (leve, se produce después de las comidas), sintomático (se produce muy a menudo a lo largo del día e, incluso, el niño tiene problemas para ganar peso) y reflujo gastroesofágico real (en este caso, también implica una inflamación leve del esófago, dificultad para respirar, broncoespasmos y pérdida de peso).
¿Qué hacer? En los casos en los que el bebé presente reflujo hay que evitar sobrealimentarlo. Después de darle el pecho o el biberón es conveniente sujetar al bebé en posición vertical hasta que eructe, en lugar de acostarlo en la cuna o en el sofá. También es importante vestirle con ropa holgada y de algodón, para una correcta transpiración.
Remedios naturales Además de los consejos que hemos visto, también hay algunos remedios naturales que podemos utilizar para aliviar los síntomas del reflujo. Antes de administrarlos, es conveniente consultar al pediatra. Entre los remedios naturales más eficaces se incluyen el regaliz (en infusión), el té de hierbas (con malva, llantén, caléndula, malvavisco y manzanilla a partes iguales) o una cucharadita de arcilla verde en medio vaso de agua antes de la comida.
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