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La preeclampsia en el embarazo, si no se diagnostica y trata tan pronto como sea posible, puede tener severas y graves consecuencias afectando al desarrollo del feto. Según datos médicos se estima que afecta en torno al 5-10% de las mujeres embarazadas, produciéndose en torno a la semana 27 y 28. Los síntomas pueden llegar a ser realmente molestos, como inflamación generalizada con edema en diferentes zonas del cuerpo, aumento excesivo de peso y dolores de cabeza. Son señales de advertencia que nunca deben ser subestimadas, ya que pueden indicar de manera precisa la preeclampsia en sus primeras fase. Vamos a ver más detenidamente los síntomas, causas y tratamientos. [/multipage]
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1. Síntomas
Los síntomas de la preeclampsia no siempre son reconocibles en un primer momento, aunque hay factores a los que hay que prestar mucha atención: la presión arterial en niveles máximos de 140 y 90 de mínima y los valores de proteína en la orina superiores a 290 mg / l. En este último caso sí hay que apuntar que este valor también puede ser indicativo de infecciones urinarias de diversos tipos, tales como la cistitis. Otros síntomas son hinchazón, edema, aumento de peso, dolor de cabeza persistente, convulsiones a medida que comienzan a aparecer síntomas más alarmantes como problemas de visión, dolor de estómago, aumento de la presión arterial, reducción de la cantidad de orina. [/multipage]
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2. Consecuencias
Es fundamental que la futura madre informe al ginecólogo si padece cualquiera de estos síntomas, ya que subestimarlos puede empeorar la enfermedad, afectando a la circulación de la sangre, a órganos como el riñón, y también a la placenta, y con ello al desarrollo de feto, que no crecerá lo suficiente. Por otro lado, puede ser un factor de riesgo de nacimiento prematuro. En los casos más graves, la preeclampsia puede incluso causar la muerte del niño y convulsiones con pérdida de conocimiento en la madre. [/multipage]
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3. Causas y factores de riesgo
Las causas que pueden conducir a la preeclampsia siguen arrojando preguntas sin respuesta, si bien se considera que la aparición de la enfermedad está relacionada directamente con el funcionamiento erróneo de la placenta, encargada de dotar de oxígeno y nutrientes al feto. Esto sugiere que, en el caso de la preeclampsia, el niño no recibiría la cantidad adecuada de estas sustancias, afectando también a la circulación de la madre. Retrasar la edad de maternidad, tener problemas de obesidad o padecer algún trastorno renal pueden hacernos más vulnerables a este trastorno. [/multipage]
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4. Diagnóstico y tratamiento
Una vez diagnosticada las causas que provocan este trastorno, el ginecólogo será el encargado de prescribir el tratamiento más adecuado, que incluirá caminar, una estricta dieta baja en sal, desprovista de grasa y azúcar y alta en alimentos ricos en agua y diuréticos, como frutas y verduras. Prohibido el alcohol y el tabaco. El riesgo es mayor si la preeclampsia se produce al principio porque el feto aún no está lo suficientemente desarrollado. Conviene realizarse pruebas de orina y medirse la presión arterial, una vez al mes en el primera etapa del embarazo, dos o tres veces al mes después de la semana 20, cuatro veces en el tercer trimestre. [/multipage]
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