Los objetos transicionales u objetos de apego son aquellos elementos (un peluche, una mantita, un muñeco, una almohadita, un chupete…) que se convierten en compañeros inseparables de los niños. Objetos que brindan sensación de seguridad en ausencia de la madre (figura de apego) y a los que la mayoría de los niños se aferran cuando empiezan a tomar conciencia del mundo exterior.
Dormir con peluches o tener un muñeco de apego es un comportamiento habitual en los bebés y niños más pequeños, especialmente a partir de los 4-6 meses de edad. Un objeto de apego que al tenerlo cerca le brinda alegría, consuelo y compañía a la hora de dormir o de adaptarse a la guardería, por ejemplo. Un objeto que elige libremente el niño y con el que crea un vínculo emocional como reflejo del afecto hasta la figura materna o paterna. ¿Hasta qué edad son importantes los objetos transicionales para niños?
El concepto de objeto transicional fue acuñado por el psicoanalista y pediatra Donald Winnicott a mediados del siglo XX. Un objeto material con el que desarrolla una particular relación de apego que reporta beneficios emocionales al niño. Así, por ejemplo, el objeto de apego ayuda al niño a ser independiente emocionalmente y a afrontar situaciones nuevas.
Aunque los objetos transicionales más comunes son los peluches o muñecos de apego, el niño puede llegar a elegir un simple trapo o incluso la punta de un edredón. Sí suelen compartir una característica, y es su textura suave. El olor del objeto también es especial para ellos, por eso es importante lavarlo solo en casos de necesidad. Los objetos de apego forman parte de su desarrollo normal, pero también hay niños que no los necesitan.
Objetos y fenómenos transicionales, porque hay niños que también adoptan algunas conductas para sentirse seguros o buscar consuelo, como chuparse el dedo o acariciarse el pelo, por ejemplo.
No hay una edad predeterminada para guardar el objeto de apego, de hecho lo más aconsejable es que sea el propio niño el que decida sustituirlo por otros intereses. A medida que el niño va creciendo no solo descubre el mundo exterior, sino las posibilidades que le brinda, especialmente a través del juego. De tal manera que el objeto de apego irá perdiendo significado de manera paulatina.
La mayoría de los niños suele dejar de lado el muñeco de apego entre los 3-4 años, pero también puede seguir siendo su compañero para dormir o para jugar durante toda la infancia. Intentar quitar el muñeco de apego puede generar un sentimiento de angustia y tristeza en el niño. Si el apego es motivo de preocupación para los padres, lo más recomendable es consultar a un especialista.
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