Dar de comer a los niños se convierte a veces en una tarea realmente complicada, y es que cuando se empeñan en que no quieren comer nada no hay quien les dé ni una sola cucharada. Sin embargo, forzarlos a comer trae más consecuencias negativas que positivas. Te contamos los motivos para no obligar a comer a tu hijo.
Motivos para no obligarle a comer
Cada vez que hacemos una visita al pediatra nos indica qué cantidad de comida debe ingerir nuestro pequeño, pero no hay que olvidar que se trata de una recomendación aproximada. Evidentemente, cada niño es un mundo y sólo él sabe cuándo está lleno.
¿A que cuando comes más de lo necesario sientes dolor de estómago, pesadez y náuseas? Pues tu hijo siente exactamente lo mismo cada vez que le obligas a comer un poco más, por lo que debes aprender a parar a tiempo por el bien de su salud.
Debes comprender que como madre es muy difícil no querer que tu hijo coma siempre un poco más, pero lo cierto es que el niño comenzará a sentir una fuerte aversión por la comida si lo haces muy a menudo, llegando incluso a disminuir la cantidad de lo que come por simple antipatía a los alimentos o por aborrecimiento, incluso en la etapa adulta. ¿O es que no recuerdas ningún alimento que hayas dejado de consumir porque te sentó mal o porque te forzaban de pequeña?
Está claro que tu hijo te quiere muchísimo, pero cuando llegue el momento de la comida no querrá acercarse a ti por nada del mundo. Obligar a tu hijo a comer debilitará muchísimo vuestra relación, lo cual puede derivar en un mal comportamiento contigo y, evidentemente, en uno excelente con otra persona.
Cuando nuestro hijo no come tendemos a decirle cosas como que los niños buenos se comen toda la comida, que un amigo suyo es mejor que él o que no van a recibir regalos. Esta insistencia en relacionar la comida con el buen comportamiento hasta el extremo hará que el niño entienda que el hecho de que no quiera comer más lo convierte en un niño malo. Pero, ¿qué hay de malo en no comer cuando estás lleno? Sencillamente no lo entenderá y brotarán en él sentimientos de vergüenza y culpabilidad que descenderán su autoestima.
Consejos
Ya hemos dejado claro que forzar a los niños a comer es contraproducente pero, ¿qué ocurre cuando no quieren siquiera probar bocado? Esta situación es alarmante e irritante para las madres, pero lo mejor es no perder los nervios y llevar a tu hijo al pediatra para que le realice una revisión y descarte cualquier tipo de problema que pueda tener.
Por otro lado, debes hacer comprender al niño que comiendo toda la comida conseguirá hacerse más grande, que no ser mejor niño. Esto hará que él mismo se esfuerce para conseguir ser más alto, e incluso te pedirá que lo midas de vez en cuando para comprobar que su dedicación está surtiendo efecto. Eso sí, en el momento de la comida deberás tener paciencia y recordarle tranquilamente por qué debe comer un poquito más.
Por último, es importante recalcar que los chantajes son partes del forcejeo, y es que el niño que no quiera comer se obligará a sí mismo para conseguir lo que quiere. Esto puede dejar un buen sabor de boca a la madre, pero además es un arma de doble filo: aprenderá que al no comer le recompensarás con postres o cosas que le gusten. Por ello, lo mejor es simplemente tratar de tener un buen clima de comunicación con el pequeño y armarnos de paciencia. ¡Verás cómo surte efecto!
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