La mastitis en la lactancia materna es una inflamación del pecho que suele ocurrir en los tres primeros meses, sobre todo entre la segunda y tercera semana después del parto. Según datos de la Asociación Española de Pediatría, AEP, aproximadamente un 10% de las mujeres sufre mastitis durante la lactancia. El dolor, causado por la irritación y las grietas del pezón, y la incomodidad provocan que la mastitis sea una de las principales causas de abandono evitable de la lactancia materna. La mastitis no conlleva riesgos para el bebé al que además conviene seguir dando de mamar.
Un conducto de leche obstruido o una lesión en la piel del pezón pueden causar una infección, por lo que es fundamental prevenir y tratar la mastitis en mujeres lactantes, también denominada mastitis lactacional o mastitis puerperal. La mastitis es uno de los problemas a considerar sobre la lactancia materna.
La mastitis es la inflamación de uno o varios lóbulos de la glándula mamaria, que puede ir o no acompañada de infección. Algunos de los síntomas de la mastitis pueden confundirse con otro problema que aparece durante la lactancia materna, la obstrucción de los conductos, en ocasiones provocada simplemente por una colocación del bebé al darle de mamar incorrecta o por aplazar las tomas demasiado tiempo.
Las causas de la mastitis en la lactancia materna pueden ser varias. Puede estar causada por el contacto con los gérmenes de la nariz o de la boca del bebé, a la hora de darle de mamar, o debido a la aparición de grietas en los pezones.
Los pezones doloridos y agrietados son muy comunes cuando se le empieza a dar el pecho al recién nacido. Aunque es normal sentir un dolor inicial cuando el bebé se aferra al pecho, ya no lo es tanto que las molestias y síntomas persistan durante toda el tiempo que dura la toma.
Un diagnóstico rápido de la mastitis es clave para evitar complicaciones. El tratamiento puede requerir antibióticos. Es importante controlar la evolución de los síntomas, ya que si no remiten pueden derivar en absceso en el pecho que puede requerir cirugía para drenarlo.
Antes y después de cada toma es importante lavarse bien los pezones, lo que unido a las fisuras de la piel son puerta de entrada de las bacterias en los conductos de la mama, provocando que la salida de la leche resulte dolorosa.
Un remedio natural para aliviar las molestias de los pezones agrietados a base de aceite de vitamina E, aceite de almendras y dos gotas de tintura de caléndula. Debe aplicarse después de cada toma, retirando los restos con una adecuada higiene antes de la siguiente toma del bebé.
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