Líquido amniótico: que es y qué ocurre si se pierde durante el embarazo

Líquido amniótico: que es y qué ocurre si se pierde durante el embarazo. Hay tantos términos y tantas cosas por aprender cuando estamos embarazadas que muchas veces nos sobrepasa la información. Toda información es válida y cuanto más sepamos mejor sabremos actuar ante cualquier inconveniente o cualquier problema que nos ocurra durante el embarazo. Aunque no sobre todas las cosas podemos tener una actuación rápida, es importante conocer todos y cada uno de los términos importantes en el periodo de gestación. En este caso os contaremos qué es el líquido amniótico, ese del que tanto hablan los ginecólogos y matronas, y qué puede ocurrir si se pierde durante el embarazo.

 
Entre todos los términos y enfermedades que podemos contraer durante el embarazo la verdad es que no es de extrañar que tengamos muchísimo miedo en la gran mayoría de las ocasiones y que nos andemos con cuidado con cada cosa que hacemos o comemos.

 
Solamente con la diversidad de enfermedades que podemos contraer, es normal que seamos especialmente cuidadosas con las comidas, los lugares a los que viajamos, los animales de los que nos rodeamos y los medicamentos que ingerimos. Sin embargo, estas alarmas no deberían ser tantas, como ocurre con casi todo, son pocas las personas que sufren fuertemente alguna de las enfermedades, como por ejemplo la listeriosis, de la que hemos hablado hace unos meses o la toxoplasmosis. Ambas están relacionadas con la comida, sin embargo, si no dejamos poner en mal estado la comida, la lavamos concienzudamente y la cocinamos a altas temperaturas no tenemos que tener ningún miedo.

 
En este caso vamos a hablar sobre el líquido amniótico para que conozcamos un poco más qué es.

¿Qué es el líquido amniótico?

 
El líquido amniótico es el líquido que se forma alrededor del embrión cuando éste ya se ha colocado en las paredes del útero. En este momento se forma la cavidad amniótica y ésta cavidad se irá llenando progresivamente del líquido con el mismo nombre.

 
Se forma a partir de la cuarta semana de embarazo. A lo largo del primer trimestre este líquido es ultrafiltrado por el plasma sanguíneo materno. A partir de la duodécima semana el bebé a través de su orina también contribuye a que aumente la cantidad.

 
Aunque la composición del líquido amniótico se parece bastante al plasma materno, ésta va variando a lo largo de todo el embarazo.

¿Para qué sirve el líquido amniótico?

 
Una de las funciones principales es que una gran parte de las necesidad de proteínas que necesita el bebé las obtiene del líquido amniótico.

 
Otra de las funciones, más importantes, es que protege al bebé sobre cualquier golpe que se le pueda ocasionar. Algún golpe que tenga la madre en su vientre puede ser un problema para el bebé, sin embargo el líquido amniótico hace que ese golpe sea amortiguado evitando que el bebé sufra algún tipo de lesión.

 
La tercera función, y no por ello menos importante, es mantener la temperatura del feto constante para que no existan cambios bruscos que le puedan perjudicar.

 
Gracias al líquido amniótico el médico puede determinar si el feto sufre algún problema físico, algún tipo de malformación o si padece algún tipo de enfermedad cromosómica. El médico valorará en función de la cantidad de líquido amniótico que tengamos si el bebé puede padecer alguna enfermedad renal, en el caso de que el líquido sea escaso, o que exista algún tipo de infección uterina.

¿Qué ocurre si se pierde el líquido amniótico durante el embarazo?

 
Por supuesto, en cuanto notemos que estamos perdiendo líquido amniótico deberemos acudir al médico. Muchas mujeres preguntan si se nota claramente que esto ocurre, la respuesta es que sí. Aunque durante el embarazo las mujeres tenemos mayor flujo vaginal, cuando perdemos líquido amniótico la ropa interior se moja que con líquido acuoso que fluye lenta y constantemente.

 
El que perdamos líquido amniótico en las últimas semanas de embarazo puede suponer un adelanto del parto. En el caso de que se produzca antes de las 22 semanas puede ser algo más grave y podemos sufrir un aborto espontáneo.