Hijos de padres separados: cómo ayudarlos. Cuando se atraviesa un episodio de separación y divorcio, se tiende a pensar en la situación que estarán atravesando los implicados directos en ella, es decir, principalmente el matrimonio que por diferentes circunstancias han dado un paso fundamental en su vida decidiendo que su relación no puede seguir hacia delante poniendo punto y final a la misma. Sin embargo, más allá de todo esto, no podemos olvidar ni un solo momento en que los más perjudicados de toda esta situación son los niños, quienes ven cómo su vida se pone “patas arriba” sin haber sido los causantes de que se produzca dicha situación. Ellos son los que necesitan más ayuda que nadie y en este artículo queremos contaros de qué forma hacerlo.
En una separación y/o divorcio los hijos son las personas que seguramente más sufren en esta situación, ya que ven que los pilares de su educación y de su casa se desmoronan sin saber muy bien cómo afrontar la nueva situación.
Es por este motivo por el que es tan importante que los padres, al menos, se respeten e intenten hacer lo mejor para sus hijos. Por ello una de las alternativas en cuanto a la custodia de los pequeños suele ser la custodia compartida, que si bien es la forma ideal de guarda y custodia para muchos, a veces se considera un poco idílica.
¿Qué tipo de reacciones puede tener un niño con padres separados?
Las diferentes reacciones varían dependiendo de la edad, la forma de la separación de los padres, etc. entre ellas, las más comunes son:
- Inseguridad.
- Incapacidad para concentrarse. Lo que les afecta negativamente en los estudios.
- Sentimiento de soledad.
- Miedo e ira.
- Dependencia emocional con sus amigos más cercanos.
- Depresión y ansiedad.
- Sentimiento de culpa que puede llevar a los problemas anteriores de depresión y ansiedad.
- Pérdida de confianza.
¿Cómo podemos ayudarlos?
En primer lugar, para ayudarles, como adultos que somos, debemos ponernos en su situación. Imaginad por un momento que la situación de seguridad que ofrece un hogar y un matrimonio estable para los niños se derrumba sintiéndonos desconcertados, desamparados y creyendo que todo en lo que soñábamos o estábamos viviendo podría haber sido un engaño.
La situación para ellos no es nada fácil, y debemos contar con eso e intentarles transmitir que es un cambio en la vida que había tenido hasta ahora que no implica que vaya a ser peor, sino diferente y que hay que adaptarse a las nuevas circunstancias.
Por otro lado, la imagen que tienen los niños de un hogar desestructurado les hace ser más desconfiados. Esto hace que la confianza sea la base en la que hay que trabajar con ellos. Necesitan un entorno de afecto, que les hagan sentir seguros y que reciban ayuda de un adulto en estos aspectos. Esta demostrado que aquellos niños que recibieron un afecto mayor y un mayor sentimiento de seguridad por parte de los adultos tuvieron menos consecuencias tras la separación.
Hay que dejarles claro que porque la pareja se haya separado no va a ocurrir lo mismo con él. Bajo ninguna circunstancia el niño debe sentir que será abandonado o despreciado. Y en este punto, han de ser ambos progenitores quienes deben fomentar la seguridad del pequeño.
Y por último, y sobre todo dirigido a los padres divorciados cuyos niños están pasando por este shock que supone la ruptura matrimonial: no se debe utilizar al niño, bajo ningún concepto, como moneda de cambio ni arma para hacer daño al otro cónyuge.