Las madres tenemos asumido que asignar ciertas tareas a nuestros hijos es muy beneficioso para desarrollar su sentido de la responsabilidad. No obstante, a menudo nos topamos con una serie de incógnitas dependiendo de qué actividad sea la que estamos encomendando a nuestro pequeño. Una de ellas es que ordenen su dormitorio, algo que no todo el mundo está de acuerdo con asignárselo a su hijo. ¿Realmente es bueno que los niños limpien su cuarto? ¡Te lo desvelamos!
¿Es bueno que limpien su cuarto?
Por lo general, se considera que limpiar es algo necesario, y asociamos el orden con la pulcritud de la propia personalidad y con un futuro recto. Es por esto que muchas mujeres lo asumen como una tarea necesaria e innegociable, y el hecho de que tu hijo no limpie el cuarto supone una derrota que pone en entredicho tu competencia como madre. Y es que está claro que limpiar es ineludible y enseñarles que hay que mantener el orden es imprescindible, ya que éste es sinónimo de un trabajo bien hecho. Por supuesto, le será muy útil en el futuro, cuando decida mudarse por temas de estudios o se independice, ya que las tareas domésticas le serán mucho más livianas. Además, también le ayudará a relacionarse, ya que está socialmente mejor visto.
No obstante, para los niños es muy beneficioso que tengan un espacio reservado para el desorden. Esto influye directamente en el aprendizaje, la memorización y el desarrollo de la creatividad, ya que deben recordar dónde han puesto un determinado objeto y qué querían conseguir con ello. Además, también aprenden que no recordar dónde se ha colocado algo es sinónimo de estrés, por lo que enfatiza en ellos una lección muy valiosa: aprender y recordar es importante.
Por otro lado, el desorden ayuda a los pequeños a sentirse protegidos. Cuantos más objetos agradables para ellos haya alrededor, más tranquilos estarán porque nadie podrá atacarles. Esta mentalidad es saludable siempre y cuando no se lleve al extremo, lo que supondría convertirse en una falsa ilusión.
Como madres, es importante saber identificar de qué tipo de caos se trata. En primer lugar, tenemos el desorden como tal, en el que simplemente todos los objetos están tirados por vaguería. Pero, en segundo lugar, encontramos el desorden ordenado. Este se da cuando la habitación se encuentra medianamente ordenada, pero sobre la mesa o cerca del pequeño hay determinados objetos, como puede ser una libreta, una calculadora o su colección de juguetes. Esto no significa que el niño no sea ordenado, sino que quiere mantener cerca los objetos que lo impulsan a conseguir sus metas o con los que se siente más identificado, y eso le proporciona una inmensa seguridad.
Todo depende de su nivel de influenciabilidad, pero hay que enseñarles que deben limpiar pero sin que se convierta en una obligación, sino que deben aprender a reconocer sus propias emociones y hacerlo por sí mismos. Pero eso sí, es importante indicar cómo debe hacerlo, ya que uno de los errores más comunes es lanzar la orden, lo cual genera estrés y ansiedad en el pequeño. En definitiva, lo idóneo es analizar la personalidad del niño y enseñarle lo más apropiado para él, de modo que pueda llegarse a un término medio: ni obsesionado por la limpieza ni demasiado dejado.
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