Enseñar a los niños a compartir es importante como parte de su educación en una serie de valores y de habilidades sociales. Pero, ¿hay que obligar a los niños a compartir?
Compartir implica generosidad, valores que los niños aprenderán si entienden su significado y sobre todo si lo hacen por propia voluntad. La clave no está en obligar al niño a compartir, ya sea sus juguetes, sus libros o sus gominolas, sino en enseñarles a hacerlo. Como padres conviene ponerse de vez en cuando en los zapatos de nuestros hijos. ¿Compartirías tu smartphone nuevo con otra persona simplemente bajo el pretexto de que hay que compartir? Seguramente dudarías. Los niños no quieren compartir sus cosas en cualquier momento y situación.
¿Por qué no hay que obligar a los niños a compartir?
Obligar a los niños a compartir cuando no entienden el motivo puede derivar en una rabieta infantil o en llanto y en un sentimiento de frustración. De hecho, la ciencia avala no obligar a los niños a compartir en las edades más tempranas (entre 3 y 5 años), una decisión que si se respeta puede hacer que sean más generosos y solidarios en el futuro. Así lo constató un estudio realizado por la Universidad de Cornell (Estados Unidos) y publicado en Psychological Science.
Cuando un niño comparte sus juguetes por decisión propia, tiende a repetir la acción posteriormente aunque no se le diga que lo haga, justo lo contrario a lo que sucede cuando se le obliga, que a la larga no querrá compartir y se enfadará más si se le obliga.
¿Cuándo enseñar a compartir?
Para que entiendan el valor de compartir es fundamental que los padres tengan en cuenta una serie de cuestiones:
- El niño debe estar preparado para interactuar con otros niños.
- Es importante explicar al niño lo que significa compartir y sus ventajas (por ejemplo, la reciprocidad, él podrá tomar prestados los juguetes de otros niños).
- Lo primero de todo es preguntar al niño si quiere prestar o compartir sus juguetes.
- No hay que castigar al niño si decide no hacerlo, es su decisión.
- Enseñarle a compartir cuando tiene varios juguetes o cuando está haciendo otra cosa y no les presta atención, pero no cuando eso signifique que por prestarlo se quede sin nada.
- Como padres debemos dar ejemplo, porque los niños tienden a emular las conductas de los adultos.
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