Hay algunos trastornos (colesterol, hipertensión, entre otros) que, aunque tendemos a pensar que son cuestión de adultos, lo cierto es que también pueden afectar a los niños. Es el caso del estreñimiento, un problema que puede generar molestias en los más pequeños, incluso en los recién nacidos. En estos casos se suele vincular con el proceso normal de crecimiento del bebé y de aprendizaje de la contracción de los músculos necesarios para evacuar. Cuando se trata de niños más mayores el estreñimiento, por su parte, suele estar causado por una dieta pobre o desequilibrada en determinados nutrientes. ¿Qué hacer en estos casos? ¿Cómo remediar el estreñimiento de los niños?
En el caso de los recién nacidos, el estreñimiento suele deberse, como hemos señalado, a una cuestión fisiológica, por lo que las madres no tienen que preocuparse en exceso ya que lo normal es que el problema desaparezca de manera espontánea. Sólo en casos excepcionales, el pediatra puede prescribir un supositorio de glicerina. Si el estreñimiento es causado por la dieta del bebé con fórmula infantil, la solución puede ser para diluirlo en una mayor cantidad de agua. Además, se pueden incluir zumos que faciliten la evacuación, como de manzana, pera o ciruela.
En los niños mayores, sin embargo, el estreñimiento suele deberse a una mala alimentación. Por ejemplo, cuando los niños no comen suficiente fruta o verdura (fibra vegetal) a diario o cuando en su dieta la comida rápida o comida basura (bollería, patatas fritas, refrescos azucarados…) está demasiado presente. Incluso la hidratación juega un papel fundamental, ya que sirve para hacer las heces más suaves, por lo que sería bueno que los niños bebieran lo suficiente durante todo el día. Recomendación que hay que redoblar en el verano, cuando se pierden fácilmente más líquidos por el calor y la sudoración.
Para solventar el estreñimiento conviene aumentar la ingesta de fibra dietética, así como de frutas y verduras y, siempre que sea posible, de granos enteros. Comer frutas y verduras es esencial, aunque algunos niños pueden mostrarse reticentes a tomar estos alimentos. La mejor forma de incluirlos en su dieta es despertar su curiosidad. Para ello, no dudes en hacer los platos más atractivos. La fruta, por ejemplo, se puede servir con una cuchara de helado o crema batida, o cortada con moldes de figuras. Las verduras, por su parte, se pueden ocultar en la salsa, en las albóndigas o en los tortellini rellenos.
En el caso de que el problema no remita modificando la dieta, el pediatra puede evaluar la prescripción de algún tipo de medicamento o laxante. En ningún caso hay que dar fármacos al niño sin consultar al médico.
También te puede interesar: Niños y comida basura: perjuicios para su salud y Alimentación niños: ¿Comen verdura a diario?