Dislexia: Cuándo y cómo detectarla. La dislexia es un trastorno del área del lenguaje. Su detección precoz es una herramienta fundamental para diagnosticar y tratar un trastorno que se manifiesta a edades tempranas. Un trastorno que puede suponer serios problemas, tanto de adaptación al aprendizaje y enseñanza, como emocionales (frustración, cambios de comportamiento, irritabilidad). En torno a los 5 años, cuando los más pequeños comienzan con el aprendizaje de la lectura, es el mejor momento para estar atento a las señales y adelantarse al diagnóstico de la dislexia.
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje, de origen neurobiológico y que puede tener un componente genético, es decir, hereditario. Se estima, según datos médicos, que en nuestro país afecta a entre un 10-15% de personas. La dislexia puede ser una de las causas que está detrás del fracaso escolar en las primeras etapas educativas. Confundir letras similares, como la b y la d o la p y la q, es uno de los indicios que nos pueden indicar que estamos ante un caso de dislexia. Pero no es la única señal. La dislexia también se traduce en dificultades de comprensión lectora y de escritura al invertir algunas letras, como por ejemplo pal en lugar de pla, o modificar letras en determinadas palabras (por ejemplo, pardo por prado, o incluso más complejas, disfrazar por descifrar). Errores en la lectura que los niños disléxicos también suelen trasladar a la escritura.
Otros indicios o posibles señales de dislexia está en la forma de hablar claramente, en el ritmo de lectura (lento, desordenado o silábico), en la mayor o menor dificultad para leer palabras compuestas, problemas con las palabras rimadas y en la forma de escribir (si es desordenada y se enlazan unas palabras con otras). Algunos disléxicos, sobre todo en la infancia, también pueden tener problemas con la orientación espacial, dificultades para distinguir la derecha y la izquierda o para memorizar información (por ejemplo, la tabla de multiplicar). Ante un indicio o señal, lo más aconsejable es consultar con un especialista para certificar o descartar el diagnóstico así como valorar cuál es la terapia más adecuada para ayudar al paciente a tratar su dislexia.
Dislexia: No se corrige sola
Por lo tanto, cuando un niño presenta un retraso notable en el aprendizaje de lectura y escritura, y la causa no responde a un problema adicional (por ejemplo, problemas de visión o de audición), es importante estar alerta a los posibles indicios de la dislexia, la cual afecta solo a la lectura y a la escritura, no a la inteligencia ni a las aptitudes de quien la padece.
La dislexia no se corrige sola. Por lo tanto, no es un problema que desaparezca con la edad y al que hay que prestar la debida atención. Estamos ante un trastorno que, si no se trata adecuadamente, puede afectar como hemos señalado a la autoestima y a la motivación. Por eso, la terapia para abordar este problema debe ir acompañada en todo momento de una actitud positiva por parte de quienes le rodean (padres, profesores) hacia el niño, lo cual le ayudará a reforzar su conducta de aprendizaje y sus esfuerzos.
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